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ACS toma por sorpresa Dragados

SCH se embolsa 900 millones de euros por facilitar una operación a la que se opuso hace seis meses

La cuarta constructora española, ACS, se ha merendado a la primera, Dragados, y su principal accionista, el SCH, se ha enbolsado 534 millones de euros en plusvalías. Una operación que hace seis meses le costó el puesto al vicepresidente y consejero de Dragados, Eloy Domínguez-Aldana, por proponerla, le ha deparado ahora la misma suerte al presidente Santiago Foncillas, que entonces puso la proa a la fusión con ACS con el respaldo del banco que preside Emilio Botín.

Florentino Pérez se hace con la mayoría del nuevo consejo de Dragados, tras la dimisión en pleno del anterior equipo gestor y de su presidente

Los elogios póstumos de Foncillas al rival ACS y al SCH ante los accionistas de Dragados, en la junta general del viernes, después de que él y todos los miembros del consejo de administración (a excepción de los respresentantes del banco) hubiesen acordado presentar su dimisión minutos antes, no quita patetismo a su salida del grupo constructor. Ha sido uno de los últimos en enterarse. El jueves, horas antes de que se comunicase el acuerdo a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Foncillas, ajeno a lo que se cocinaba a sus espaldas, explicaba a los periodistas la buena marcha de Dragados, su estrategia de futuro y el cambio de estatutos que iba a proponer en la junta de accionistas para blindar la sociedad ante posibles operaciones hostiles para hacerse con la misma.

Satisfecho por el éxito de la OPA sobre el grupo holandés HBG, cuya adquisición acaba de cerrar a un precio de 756 millones de euros, y por la altura del listón que habían fijado a Acesa y La Caixa en la pugna de ofertas a los accionistas de Iberpistas para hacerse con su control, Foncillas señaló ante los periodistas que 'Dragados era la novia del sector'.

Pero la novia a esas horas estaba ya casada. Emilio Botín y Florentino Pérez, el presidente de ACS y del Real Madrid, habían celebrado ya el matrimonio de las constructoras. El banco cántabro ingresará por su participación del 23,5% en Dragados 900 millones de euros, lo que supone una prima del 58,7% sobre el precio de la acción, que el miércoles cerró a 14 euros.

La ausencia de grandes accionistas en Dragados, el segundo en importancia, el Chase Manha-ttann Bank, cuenta con menos del 10% de su capital, le aseguran a ACS su control desde el primer momento. De hecho, y tras la renovación y ampliación del consejo de administración acordada el viernes, siete de los 15 consejeros de la sociedad lo son a propuesta de ACS y los tres únicos que continúan en su puesto al no haber presentado la dimisión son los hasta ahora representantes del SCH (Ignacio Benjumea, Antonio Escámez y Joan David Grimá).

Los siete consejeros de ACS en Dragados son Alberto Cortina, Isidro Fernández Barreiros, Ángel García Altozano, Mariano Fernández, Felipe Echevarría, Enrique Piñel y Jesús Ruiz Beatos. Se incoporan también, en calidad de consejeros independientes, Miguel Blesa, Miguel Roca y Francisco Javier Benjumea. Se incorporan además dos consejeros en representación de HBG. El nuevo presidente de Dragados se nombrará en los próximos días, pero el nuevo consejo ya ha designado a Ángel García Altozano, director general de ACS y presidente de la operadora de telecomunicación Xfera, vicepresidente de Dragados.

La nueva composición del consejo de administración asegura así el control de la gestión de Dragados desde el primer día a ACS, aunque la fusión formal de los dos grupos, según Florentino Pérez, se demorará todavía un tiempo. El presidente de ACS añadió que no tiene intención de comprar paquetes adicionales de acciones de Dragados para no sobrepasar el 25% de su capital, porcentaje que le obligaría a lanzar una OPA.

La suma de Dragados y ACS, tras la reciente adquisición por la primera del grupo holandés HBG, genera de hecho (de derecho no lo será hasta que se integren formalmente los activos de las tres sociedades) un gigante europeo del sector de construcción y servicios con una facturación prevista para el presente ejercicio de unos 15.000 millones de euros (2,5 billones de pesetas). Una cifra que le sitúa casi a la altura de Vinci, que es el segundo grupo europeo tras Bouygues, que es el de mayor dimensión. La cartera de pedidos de Dragados-ACS supera los 20.000 millones de euros, su plantilla se acerca a los 82.000 trabajadores y sus beneficios conjuntos en 2001 ascendieron a 390 millones de euros.

La complementariedad entre ambas compañías es bastante grande, de hecho era la principal opción aconsejada en la primavera de 2001 a Dragados por el banco de negocios Goldman Sachs en un estudio en profundidad realizado, por encargo de la propia constructora y del SCH, en torno a su futuro y a la búsqueda de un partner para una eventual operación de fusión. La necesidad de ganar tamaño es general entre las constructoras españolas para poder entrar en otros mercados, en particular en los del este de Europa, y poder seguir creciendo después de 2010, año en que termina el Plan Nacional de Infraestructuras y los fondos europeos que recibe España para este sector. La diversificación de actividades para no depender tanto de la construcción, que es un negocio cíclico, es otra de las necesidades y estrategias compartidas por todas las compañías. En este marco, y más allá de la consideración de economías de escala entre ambos grupos, Dragados aporta al nuevo gigante su reciente desembarco a través de HBG en mercados anglosajones y centroeuropeos y en actividades con altas perspectivas de crecimiento como el dragado de puertos, y ACS actividades como el trasporte de viajeros por carretera (controla Continental, la tercera operadora), aparte de sus respectivos negocios de construcción y gestión de infraestructuras y de telecomunicaciones.

La decisión de Botín de vender su participación en Dragados, apenas unas semanas después de haber respaldado ante la opinión pública y los inversores a Santiago Foncillas y a su estrategia de expansión con la adquisición del grupo holandés HBG, puede explicarse en su necesidad de hacer caja para afrontar los 761 millones de euros que tiene que desembolsar por el 35% del Banco de Santiago (Chile) y los quebrantos producidos en las cuentas de su grupo por la situación en Argentina y por la aventura en la banca por Internet con Patagón (la liquidación de Patagón América le va a generar unas pérdidas de más de 625 millones de euros). Los cambios repentinos de opinión del banquero cántabro, por otra parte, o dicho de otra manera, el decir primero una cosa y hacer un tiempo después la contraria, no sorprenden a los analistas que recuerdan su rechazo a fusionar el Santander y su apuesta por el crecimiento en solitario, aunque luego se fusionó con el Central Hispano, o sus reticencias previas a absorber Banesto tras su intervención, aunque finalmente se quedó con él y con los gestores desplazados al mismo para su reflotamiento por su rival BBV.

La operación culmina por otra parte la estrategia de Florentino Pérez de hacerse en pocos años, mediante adquisiciones y fusiones de compañías de tamaño creciente, con uno de los mayores grupos del sector de construcción y servicios. Así como la vuelta al sector, por la puerta grande, de Alberto Cortina, vinculado a FCC hasta su separación matrimonial hace unos años. O la presencia como mayor accionista de ACS de la familia March.

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