Rivaldo, ante su hora crucial
El brasileño, en el punto de mira por sus lesiones y bajo rendimiento, vuelve en Balaídos
¿Y Rivaldo? ¿Reaparecerá, ahora que se acaba la temporada, el gran Rivaldo, ése que no se ha visto casi en todo el curso? Medio Barcelona y todo el vestuario azulgrana se formulan esa angustiosa pregunta ante la histórica semifinal de la Liga de Campeones frente al Madrid, que lo cubre todo y deja semioculto el partido de hoy con el Celta, en el que el Barça se juega amarrar precisamente su pase a la próxima Champions.
Habituados tanto tiempo a que un par de zarpazos de Rivo les bastaban para ganar, los jugadores de Carles Rexach actúan ahora sin ese paracaídas, el mismo que les permitió hace dos años clasificarse para las semifinales de la Copa de la UEFA en Balaídos -Rivaldo metió dos golazos desde 40 metros- o que provocó escalofríos en el Bernabéu cuando metió un tercer gol, anulado por el árbitro.
El zurdo no marca un gol desde febrero, pero el club confía en que explote ante el Madrid
Pero todo eso casi forma parte de la nostalgia porque esta temporada Rivaldo parece otro. Castigado por media docena de lesiones desde septiembre -empezó con la rodilla y siguió con los abductores y los dos tobillos-, ha faltado prácticamente a la mitad de los partidos. Ha estado tres meses parado y su forma física, como la de cualquier deportista, se ha resentido. Y su eficacia, que antes parecía inhumana, casi robótica, también. Rivaldo llevaba hace un año 30 goles, 19 en la Liga y 11 en Europa, y ahora, 7 y 6, no ha metido ni la mitad. Su sequía se remonta a febrero -marcó su último gol ante la Real Sociedad en el Camp Nou- y en los torneos europeos no lo hace desde octubre.
Quizá llegue blando. O quizá le falte algo de gasolina. Pero ahora se aproxima el momento crucial porque llegan las semifinales europeas ante el Madrid y el Mundial de Corea del Sur y Japón. Éste posiblemente sea el último de los suyos porque ayer cumplió 30 años. El Barça había planeado darle dos semanas de descanso para que se preparara con vistas al Madrid, pero el plan se fue al traste. 'Tiene el alta médica desde hace dos semanas, pero nos gustaría que Brasil entendiera que le estamos dosificando', dijo el doctor Ricard Pruna el lunes pasado. Pero Brasil tiene la misma o más presión que el Barça y no cedió. 'Tiene los golpes típicos de un futbolista. Está para jugar', dijo el médico de la canarihna. Y el zurdo jugó ante Portugal una hora. Y hoy será titular -¿habría entendido la afición que estuviera en forma para jugar con Brasil y no con el Barça?- en Balaídos.
'Rivaldo, que no ha tenido suerte este año, está un poco saturado de fútbol, un continuo vaivén que arrastra desde hace cinco años', dijo ayer Rexach, que volvió a ser su mejor valedor. 'Yo no sé qué querrá hacer Rivaldo con el año de contrato que le queda con el Barça. Pero con él hay que ir de cara. No se puede especular ahora ni entablar un debate frívolo', añadió el técnico reprochando la facilidad con la que algunos directivos han hablado del futuro del suramericano; 'y yo querría que siguiese'.
Mientras se pruduce sin cesar el baile anual de posibles fichajes o trueques de jugadores con el calcio, ni siquiera ahora interrumpido, el vestuario suspira por la vuelta del brasileño. 'A ver si se nos enchufa en este final', dijo un jugador. Quienes mejor le conocen dicen que no faltará. Que volverá a emerger en esta semifinal el mejor Rivaldo de siempre para acabar la cuadratura del círculo: fue él que permitió al Barça estar en la Liga de Campeones -marcó tres goles al Valencia en el partido final, el último de una extraordinaria chilena- y el que dio la vuelca al marcador ante el Wisla de Cracovia (3-4) en agosto, en la ronda previa. En ensayo general, hoy. El martes, la cita crucial.
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