La entidad señala que la auditoría externa que analiza sus cuentas no 'recoge ninguna reserva en esta materia'

El Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia calificó de 'rotundamente falsa' la acusación del desvío de fondos y afirmó que las cantidades recaudadas a través del canon en el recibo del agua han sido invertidas 'única y exclusivamente en la financiación de los servicios prestados en materias de inversión, infraestructuras y obras de saneamientos y cuantas actividades de ellas se han derivado'.

La entidad asegura en un comunicado que Dimas Sañudo basa sus acusaciones en un informe del Tribunal de Cuentas 'de hace diez años' y señala al portavoz socialista que en él se 'planteaba una imputación contable diferente' a la aplicada por el consorcio. Añade que las alegaciones de éste fueron respaldada por los representantes socialistas en la dirección de la entidad pública. 'En todo caso aquella diferencia de imputación contable se ha corregido en el año 2000, coincidiendo con la salida del comité directivo de los miembros del PSOE'.

El consorcio indica que, con posterioridad, sus cuentas han sido analizadas por una auditoría externa independiente y 'en ninguno de los informes remitidos se recoge ninguna reserva en esta materia'. Sobre las críticas de falta de transparencia y representatividad, sostiene que 'ninguna de ellas tiene fundamento alguno' y que son una 'rabieta' porque el PSE no forma parte de la dirección del consorcio.

La actividad del consorcio, que se creó hace más de 35 años para afrontar las necesidades de abastecimiento de agua al área metropolitana de Bilbao, ha estado envuelta en la polémica los últimos diez años. Los trabajadores destacan el control adquirido por el PNV a partir de 1990, cuando se nombra el primer presidente ejecutivo. El acceso a la presidencia de Etxebarria en 1999 significa la creación de Udal Sareak y el inicio de lo que empleados y partidos de la oposición consideran una privatización. A finales de 2000 se conoció que el presidente cobraba del consorcio y del Ayuntamiento de Bilbao -es concejal de Hacienda- y, tras una gran polémica, se quedó sólo con el salario municipal.