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Reportaje:EL PEDROSO | EXCURSIONES

La dehesa celta

La localidad más meridional del Parque de la Sierra Norte es un islote granítico rodeado de bosques y pastos

Tereixa Constenla

Una de las vidrieras de la iglesia de la Consolación luce la misma combinación cromática que el paisaje que rodea El Pedroso. Verdes, marrones y lilas se juntan al azar alrededor de las dehesas y de los bosques que anuncian la localidad más meridional de las incluidas en el interior del Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla. A su vez, la sierra es también la cara más sureña de la cordillera de Sierra Morena, la gran ondulación montañosa que corona el norte andaluz.

Así que El Pedroso podría ser el sur del norte. O el norte del sur, si en vez del criterio geográfico se atiende el histórico y legendario como su presumible origen celta.Los romanos que conquistaron el poblado lo bautizaron como Augustobriga, a la memoria del emperador Cesar Augusto con toque lingüístico celtíbero. Se da por hecho que fueron los vándalos silingos quienes bautizaron el núcleo como El Pedroso por la proliferación de canteras de piedras de granito -o de porrilla- que se esparcen por la zona. Con una piedra de ese granito blanco se construyó en 1540 la Cruz del Humilladero, uno de los orgullos locales. A semejanza de los cruceiros norteños, está tallado sobre una sola piedra a pesar de medir más de cuatro metros de altura y se irguió en un cruce de caminos para cobrar impuestos.

El arroyo de las Cañas es una ruta circular que finaliza o arranca junto a la ermita de la Virgen del Espino, junto a la que se levanta la Cruz del Humilladero. Tiene 10 kilómetros de longitud y una dificultad media que puede salvarse en tres horas y media. Tomando como punto de partida el camino de Almadén, que también conduce hacia una almazara y a varias fábricas de productos típicos (corcho, tapones y aceite), habrá que caminar cerca de cuatro kilómetros hasta encontrar el arroyo de Las Cañas.

Después de superar algunas huertas y construcciones la ruta pasa cerca de la piedra de la Mora antes de desembocar en una zona donde pueden observarse curiosos afloramientos de granito, que los vecinos de El Pedroso han bautizado como las Porrillas. Es tal la abundancia de piedra que se justificó la apertura de una cantera, ahora abandonada, que puede observarse siguiendo este camino.

Los hitos relacionados con el granito se sucederán casi a lo largo de todo el sendero, como la piedra de Juan Rales. La ruta también atraviesa por numerosas fincas, algunas destinadas a la ganadería y otras de olivos. En las inmediaciones puede verse un pinar (en los alrededores de El Pedroso hay grandes áreas repobladas con pinos), cerca ya del arroyo que da nombre a la ruta. En paralelo a éste, en dirección norte por el cordel de Cazalla, hay un frondoso bosque de olmos. Es una de las zonas predilectas por los aficionados a las setas porque se da con gran generosidad la seta de chopo.

El sendero, después de cruzar el arroyo, desemboca en una zona de encinas y alcornoques. La dehesa, una de las transformaciones del paisaje debidas a la actividad humana que se ha convertido en un ecosistema a conservar, es uno de los símbolos de identidad del Parque de la Sierra Norte de Sevilla. Junto a estas dehesas bien conservadas por las que atraviesa la ruta a veces se pueden observar rapaces como las águilas culebreras o los buitres leonados.

De El Pedroso podría decirse que es un islote granítico que rompe el paisaje de las dehesas que lo circundan. En esta época, además, el paisaje está en plena efervescencia de colores y ruidos. Conejos saltarines que se aventuran fuera de sus rutas, pájaros canores que evidencian a cada rato que están a pleno rendimiento y hasta colores en fase experimental, como evidencian las infinitas gamas que puede alcanzar el verde en la Sierra Norte. Pálido, botella, acastañado, amarillento.. el verde allí, en estas fechas, puede ser incluso azul.

Volviendo al arroyo, después de la zona de dehesas, se llega junto a una pared de piedra que atraviesa cerca de encinas y palmitos. Esta pared concluye de nuevo cerca de piedras de granito, recubiertas por un manto de musgo. Después de la vereda de Navahonda, la ruta entra en una zona que revela la cercanía urbana. Reaparecen cortijos, haciendas y casas hasta desembocar en el cruce de la carretera de las Colonias, donde se levanta la Cruz del Humilladero.

Migas cazadas

- Dónde: Para llegar a El Pedroso desde Sevilla -a 60 kilómetros- hay varias opciones. Una de las rutas posibles es tomar la A-431 hasta Cantillana, desde donde se sigue por la A-432 que llega hasta El Pedroso. Otra opción es ir por la autovía N-IV hasta Carmona, donde se puede seguir la A-457 hasta Lora del Río y, desde allí, tomar la A-455 hasta Constantina, que está a 10 kilómetros de El Pedroso por la A-452.

- Cuándo: La Sierra Norte está teñida en esta época de colores que serían insólitos el resto del año, como el tono violeta de algunas zonas poco boscosas o las diferentes gamas de verde.

- Alrededores: En el pueblo los monumentos más significativos son la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación (siglo XV), donde se puede ver un retablo de Martínez Montañés, y la ermita mudéjar de la virgen del Espino, junto a la que se levanta la cruz del Humilladero, construida en granito blanco de una sola pieza (mide 4,70 metros). La gastronomía, sobre todo la ligada a la caza (jabalí, venado, conejo), es otro de los atractivos de El Pedroso. Además de los guisos, en invierno se preparan migas que se comen acompañadas de sardinas. El primer fin de semana de mayo se celebra la fiesta de la cruz.

- Y qué más: En la Sociedad de Desarollo Local de El Pedroso facilitan información turística (954 88 93 01).

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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