'Libia sorprende por sus servicios del primer mundo'
José Luis Barra (Bilbao, 1958) trabaja en Renfe como interventor en ruta desde hace 20 años, el mismo tiempo que lleva viajando a todo tipo de lugares, desde los más convencionales a los más extraños. Fue a Libia hace un tiempo durante todo un mes y escribió un diario de su viaje. De aquel diario ha salido ahora un libro de viajes (insiste en que no es una guía), el único similar sobre Libia que existe en castellano en el mercado. Dividido en tres partes (información, fotografías y diario) y con un precio de 20 euros, el propio Barra se ha encargado de la edición del libro y de su puesta en circulación. Todos los datos que figuran están actualizados a primavera de 2001.
Pregunta. ¿Qué le llevó a Libia?
Respuesta. Para mi generación, los héroes no eran ni Superman ni cantantes de moda, sino Rommel y esa gente. Por eso me interesaba. También influyó que ya había visitado todo el norte de África, excepto Libia.
P. ¿Cómo organizó el viaje?
R. A través de de unos amigos de una agencia de Bilbao conseguí, no el viaje, sino un contacto con una agencia de Trípoli a la que acudí con una carta suya. Lo que podía haber salido fatal, resultó excelente.
P. ¿En qué se comunicaba allí?
R. En inglés y, además, tuve un guía que estaba viviendo con una bilbaína. No es extraño, ya que la mayor parte de los marinos mercantes libios han estudiado en Santurtzi. Creo que incluso hay una pequeña colonia de libios en Euskadi.
P. ¿Qué fue lo que más le sorprendió del país?
R. El contraste entre los tópicos y la realidad. La idea que tiene la gente de Libia es Gadafi, el desierto, el Afrika Korps y el petróleo. Y, de repente, te encuentas unas montañas verdes, en las que incluso ha nevado, y unas autovías fenomenales en lugar de camellos, un país próspero. Es un país del tercer mundo con servicios del primero. Y tienen unos restos arqueológicos griegos y romanos conservados como no los he visto ni en Italia ni en Grecia.
P. ¿Y turísticamente?
R. No es un destino turístico. Gente que va a Túnez suele hacer escapadas a ver Lectis Magna, una ciudad conservada maravillosamente. Pero Libia no necesita fomentar el turismo como fuente de ingresos.
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