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Reportaje:

Las preferencias de Sol Meliá

La cadena hotelera lanza participaciones preferentes para diversificar su financiación

Sol Meliá ha lanzado una emisión de participaciones preferentes que dan al inversor una rentabilidad garantizada del 8,03% durante 10 años. La cadena hotelera, con más de 350 establecimientos, pretende diversificar su estrategia de financiación y se apunta a un carro habitualmente utilizado por las instituciones financieras, pero apenas por las empresas españolas.

Los analistas destacan las buenas perspectivas de la cadena a largo plazo, pero se muestran prudentes sobre los resultados para este año

Sol Meliá acaba de cerrar un proceso de intensa inversión. En los últimos tres años ha invertido 300.000 millones de pesetas (1.803 millones de euros) y en cinco años ha doblado el tamaño de la compañía por número de habitaciones. Es el grupo hotelero vacacional más grande del mundo, la segunda cadena en Europa y líder absoluto en España, a mucha distancia de su inmediato seguidor. Tiene, además, la segunda calificación de solvencia más importante para el sector, la triple B de Standard & Poor's y de Fitch IBCA, y, según su vicepresidente, Sebastián Escarrer, la compañía está dispuesta a mantener en el futuro todas esas marcas.

Mantener el ranking, concretamente, es uno de los objetivos por los que Sol Meliá lanza la emisión de participaciones preferentes por valor de 150 millones de euros ampliables a 300 millones. 'La emisión', dice Sebastián Escarrer, 'viene determinada por la estrategia de diversificación inanciera de la compañía para seguir fortaleciéndola'.

De esta forma, Sol Meliá consigue financiación que computa como fondos propios, pero no como acciones comunes por lo que no se diluye el capital de los accionistas. Además es una financiación barata porque, siendo fondos propios, los intereses se consideran gasto deducible. El inversor, por su parte, consigue una buena rentabilidad.

Con la emisión, según los analistas, el grupo Sol Meliá consigue además, reducir lo que algunos expertos consideran uno de los puntos débiles del grupo: su elevado endeudamiento, un 105% de los fondos propios. Si se cubre la emisión, bien acogida por los expertos, esta cifra se reduciría hasta el 62,9%.

El efecto 11-S

Sol Meliá aparece en las opiniones de los analistas como un valor con buenas expectativas de futuro pero sobre el que, en el corto plazo, aún pesan los efectos del mal resultado del último ejercicio. El 11 de septiembre golpeó duro a la compañía, con fuertes intereses en América Latina y el Caribe. El beneficio neto cayó un 45%, el cash-flow operativo descendió el 16% y el Ebitda (beneficio operativo) bajó un 7%. Sin embargo, a juicio de Juan Carlos Calvo, analista de Merril Lynch, 'el sector sigue siendo atractivo a largo plazo y el balance de Sol Meliá y sus perspectivas son sólidas'. De hecho, la ocupación se va recuperando -en febrero alcanzó el 76% en América Latina y el Caribe- y la acción, aunque todavía no alcanza los niveles de hace un año, va remontando desde el desastre del 11-S. Merril Lynch recomienda a corto plazo mantener la cartera y, a largo, comprar.

Credit Suisse también es neutral en el corto plazo. Su analista, Ana Molina, afirma que el sector les gusta, 'pero vemos peros', dice. Entre ellos, una reducción de costes menor a lo que esperaban y, por lo tanto, una mayor reducción en los márgenes.

José María Saiz, analista de Morgan Stanley, considera el valor neutral, es decir que está bien valorado en Bolsa en estos momentos. Con vistas a los dos próximos años ve síntomas de mayor recuperación, 'pero para el 2002, tenemos dudas sobre el sector vacacional en Europa, dado el momento económico en Alemania y Reino Unido', los dos mercados emisores más importantes para España.

Fuerte internacionalización

Los analistas destacan entre los puntos fuertes de Sol Meliá su internacionalización -está en 30 países- su liderazgo en el mercado español, de donde proviene más del 60% del Ebitda, algo importante si se tiene en cuenta que España es la segunda potencia mundial en turismo, y su capacidad de crecimiento -tiene cerrados 65 proyectos para este año y el que viene.

Entre las sombras, algunos expertos destacan una presencia que consideran demasiado diversificada -tiene cuatro marcas- y el hecho de que la familia Escarrer controle aproximadamente el 60% del capital social de la compañía lo que dificulta mayores movimientos corporativos. Hay quien critica también el que se hayan realizado fuertes inversiones en mercados, sin embargo, donde Sol Meliá tiene escasa presencia, como Londres. Precisamente esta semana la cadena abrió su hotel en la capital británica, un establecimiento de 700 habitaciones que, según Sebastián Escarrer, será 'buque insignia' del grupo. 'Si queremos ser líderes', dice el vicepresidente de Sol Meliá, 'tenemos que estar en ciudades como Londres, París o Francfort'.

En cuanto a la deuda, citada también por algunos analistas como un tanto excesiva, Escarrer recuerda que la calificación de triple B tiene en cuenta el nivel de endeudamiento y que con la emisión se prefiere diversificarla. 'Hasta el punto', dice el vicepresidente del grupo Sol Meliá, que tenemos más de 100 hoteles en propiedad por valor de más de medio billón de pesetas y sólo hemos hipotecado el 12% de esos activos'.

'En cinco años hemos pasado del puesto décimoquinto al décimo en el ranking mundial del sector', explica Sebastián Escarrer. 'Ahora vamos a consolidar el crecimiento y a rentabilizar las inversiones realizadas en los últimos años', agrega.

Una emisión para particulares

La emisión de participaciones preferentes es novedosa entre las empresas no financieras españolas -antes de Sol Meliá sólo Repsol había hecho una operación así-, pero no entre las americanas ni entre algunas de las mayores cadenas hoteleras mundiales, como Marriott o Hilton, que sí se han financiado de esta manera.

En esta emisión, destinada a inversores minoristas, las participaciones preferentes otorgan a sus titulares el derecho a percibir, durante los 10 primeros años, un dividendo fijo equivalente a un 8,03% TAE, pagadero por trimestres vencidos. A partir del décimo año, la compañía tiene la facultad de amortizar la emisión, es decir, de darla por finalizada devolviendo la inversión a sus titulares. Si no lo hiciera, Sol Meliá pagaría desde esa fecha un dividendo variable equivalente al euribor a tres meses más un diferencial del 5% con un mínimo del 12,30% anual.

Las participaciones se negocian en el mercado AIAF de renta fija, lo que supone que tienen liquidez, es decir, que el inversor puede venderlas antes de los 10 años estipulados.

La suscripción mínima es de 10 participaciones de 100 euros cada una, o sea, 1.000 euros en total. Si hubiera sobresuscripción se procedería al prorrateo con un mínimo asignado de 30 participaciones por peticionario si con ello se atendiera a todos los demandantes. Las participaciones se pueden adquirir en cualquier institución financiera, y estarán libres de gastos y comisiones si se suscriben en entidades colocadoras: Ahorro Corporación (reúne a la mayoría de las cajas de ahorros); BBVA; Bankpyme, Bankinter, Caja Madrid, Banco Urquijo, Natexis y ABN Amro.

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