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Trevilla pide a los partidos que la defensa de los derechos humanos sea su objetivo

El 89% de los delegados del congreso apoya la gestión de la ejecutiva saliente de la central

El País

'No me alegro de la división entre ELA y LAB y me preocupa que la haya en la acción sindical entre UGT y CCOO'. Carlos Trevilla se despidió ayer de la secretaría general de UGT-Euskadi en el 8º Congreso de la formación, que se celebra en Vitoria, con un claro llamamiento a la unidad de acción de los sindicatos para defender los derechos de los trabajadores vascos. Trevilla, que cerró su discurso con una ovación del plenario del congreso en pie, recibió el apoyo del 88,76% de los delegados acreditados a la gestión de su comité ejecutivo.

El Palacio Europa de Vitoria acoge desde ayer y hasta el mediodía de hoy el cónclave de UGT-Euskadi, marcado por el relevo en la secretaría general de la formación. Trevilla, quien pidió a los delegados que 'entendieran' su decisión, deja el puesto al haber pasado a ser un prejubilado de Babcock & Wilcox y estar fuera del mercado laboral. Su sustituto será su hasta ahora secretario de Organización, Dámaso Casado, quien previsiblemente saldrá hoy elegido al ser el único candidato.

Trevilla se dirigió a sus fieles con un discurso muy sindical y un poco nostálgico. Deja el cargo por una cuestión moral, no por falta de ganas, y pidió a sus compañeros que sigan luchando contra la precariedad que alcanza ya al 30% del mercado laboral y se ceba en los jóvenes, la mujeres y los parados de larga duración, recalcó.

'No voy a mendigar la unidad de acción. Tarde o temprano nos obligarán a estar juntos todos aquellos que van contra los derechos laborales y los humanos', aseguró el dirigente sindical para, a renglón seguido, recordar que cuanto más se tarde en la consecución de esa unidad peor será para la sociedad vasca y los trabajadores.

El ámbito vasco

'Cuando los sindicatos peleamos mucho unos contra otros y hacemos del sindicalismo la guerra de todos contra todos, pierden los trabajadores', concluyó en referencia a la falta de unidad de las principales centrales en Euskadi. Para el aún secretario general de UGT, los problemas de los trabajadores vascos no se dirimen en el ámbito vasco. Trevilla recordó que las condiciones de contratación, la pensiones o las reglas de negociación colectiva se deciden a otro nivel.

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Pero no quiso con ello minusvalorar el autogobierno; al revés, solicitó la transferencia plena de todas las competencias pendientes en materia de empleo. 'Que no jueguen con ellas' y 'que no sean cambio de cromos políticos', destacó. Estas demandas no le impidieron criticar con dureza el uso que se ha hecho de la principal competencia vasca, el Concierto Económico. Para Trevilla, se ha utilizado siempre 'en beneficio del empresario'.

Trevilla subrayó que 'la sociedad vasca vive un momento complicado' caracterizado por la 'falta de coherencia y de vertebración'. Por ello, indicó que las dos consignas que han guiado a UGT-Euskadi durante los últimos cuatro años han sido, por un lado, 'frente al terror, sentido común cívico' y, por otro, 'frente a la degradación de los derechos laborales, sentido común sindical'.

Una de las principales preocupaciones de Trevilla en su puesto ha sido y es la situación política en Euskadi y el terrorismo. Siempre comprometido con las víctimas de la violencia, hizo un llamamiento a recuperar 'una concepción democrática de la ciudadanía vasca que haga del pluralismo un bien y no algo a extinguir'. En esta línea, pidió a los partidos políticos que tengan 'la inteligencia y generosidad de situar los derechos humanos como primer objetivo político de la sociedad vasca por encima de los intereses particulares'. No falta en esta pelea un deseo: 'Quiero un nacionalismo cívico no étnico'. Destacó la importancia de 'la lucha por la libertad porque la violencia está siendo útil, en la medida en que da desgraciadas ventajas competitivas a unos frente a otros'.

La votación de la gestión de los últimos años se realizó por la tarde tras más de cuatro horas de debate del plenario a puerta cerrada. De los 300 delegados se acreditaron 290 y de éstos, votaron 258. El 88,76% de los votantes (229) apoyó la gestión del equipo de Trevilla. Sólo un 4,26% (18 delegados) se opuso y un 6,98% (11 representantes) se abstuvo. La labor de la comisión de control fue aprobada con el 97% de los votos y la del comité nacional, con el 96%.

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