Detenido un atracador que enviaba parte de su botín a reclusos amigos
El llamado 'Robin Hood' robó un banco en un permiso carcelario
Un viejo conocido de la policía, Francisco del Moral Espinosa, de 54 años y con el alias de Robin Hood, ha sido detenido por agentes de la Unidad de Delitos Económicos y Violentos (UDEV) por atracar supuestamente en enero una sucursal bancaria del BBVA en Leganés durante un permiso penitenciario. El presunto delincuente, que acumula casi 100 antecedentes por robos y tenencia ilícita de armas, distribuía parte de los botines que conseguía entre reclusos amigos mediante giros postales.
Las andanzas del Robin Hood madrileño se remontan a los años setenta. Ya en aquellas fechas comenzó a atracar todo tipo de establecimientos. Sus preferidos eran joyerías, agencias de viajes, peleterías, ópticas, concesionarios de automóviles y videoclubes. Siempre elegía municipios de la periferia de la capital que contaran con buenas comunicaciones para poder huir con rapidez y sin levantar sospechas. Alcobendas, Fuenlabrada o Getafe estaban entre sus preferidos. Tampoco descartaba actuar en los distritos madrileños de Salamanca y Chamartín.
La forma de actuar era siempre idéntica. Primero iba al establecimiento que pretendía robar y vigilaba todas las medidas de seguridad del mismo, como el circuito cerrado de cámaras o las alarmas. Días después regresaba al local y pedía hablar con el máximo responsable (el director, en el caso de un banco) o comenzaba a pedir explicaciones sobre algún producto expuesto en la tienda. Acto seguido sacaba una pistola del calibre nueve milímetros corto y encañonaba a algún empleado o a algún cliente. Después se hacía con la recaudación y con los artículos de valor.
Este procedimiento delictivo fue el que delató a Del Moral, según la Jefatura Superior de Policía, cuando atracó el pasado 14 de enero la sucursal del BBVA situada en el número 75 de la avenida de Juan Carlos I, en el barrio leganense de Zarzaquemada. A primera hora de la mañana se dirigió al banco y pidió entrevistarse con el director.
Durante el transcurso de la conversación, sacó de su ropa una pistola e intimidó a los empleados y al responsable de la sucursal. El sospechoso mostró un gran aplomo durante el atraco, lo que le permitió, según la policía, dar las órdenes necesarias para hacerse con todo el dinero disponible. En ese caso, su botín ascendió a ocho millones de pesetas y 203.500 euros. Del Moral había tomado algunas precauciones para no ser descubierto: se tapó su característico pelo cano con un gorro.
Arresto en Cibeles
Los agentes del Grupo XII de la Udev de la Policía Judicial de Madrid sospecharon desde el primer momento de Robin Hood. Sus temores se confirmaron cuando comprobaron que Francisco Del Moral disfrutaba ese día de un permiso penitenciario y, a la vez, que a la cárcel de Aranjuez habían llegado 40 giros postales por valor de 8.000 euros, firmados con el nombre de Robin Hood. En esta prisión cumplía condena el detenido desde 1997 por varios delitos de robo con violencia y con fuerza.
Los investigadores siguieron de cerca a Robin Hood cuando éste abandonó, el pasado viernes, la cárcel para disfrutar de otro permiso. Le siguieron hasta el Palacio de Correos y Telecomunicaciones, en la plaza de Cibeles, donde lo detuvieron cuando se disponía a enviar varios giros y órdenes de pago a sus reclusos amigos. Se le intervinieron cinco fajos de cien billetes de diez euros. El juez ha decretado su ingreso en la prisión de Soto del Real.
Del Moral también fue conocido como el ladrón de la tez pálida o de la pistola gastada. En enero de 1988 testificó en el juicio contra el subdirector de la cárcel de Carabanchel, Antonio Rubio, y cinco funcionarios por matar al preso anarquista Agustín Rueda el 13 de marzo de 1978. Robin Hood afirmó que vio cómo los funcionarios se preparaban para golpear a Rueda.
'La cárcel se ha convertido en mi casa'
Los agentes del grupo antiatracos son grandes conocedores de las andanzas cometidas por Francisco del Moral Espinosa, de 54 años. Estupefactos se quedaron en febrero de 1995, cuando el detenido les confesó que entregaba la mayor parte de sus botines a los amigos que tenía en la cárcel para que vivieran algo mejor. También les dijo que había pasado largas temporadas en prisión y que ésta se había convertido, con el paso del tiempo, en su 'casa'. Ya en 1995 Del Moral advirtió a los agentes de que, en cuanto cumpliera sus condenas y saliera de la cárcel, volvería a asaltar bancos porque el dinero estaba mejor en manos de sus amigos presos que en las entidades bancarias. De momento, está cumpliendo su anuncio.
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