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Reportaje:

Monumentales 'paradas de autobús'

Amigos del Centro Histórico denuncia los graves errores y el 'antiestético diseño' de las señales municipales de edificios antiguos

Ferran Bono

'Parecen señales de tráfico' o 'paradas de autobús'. En cualquier caso son 'horrosas', y lo que es peor: incumplen la Ley de Patrimonio y también la ordenanza municipal de publicidad. Esta denuncia la efectuó ayer la asociación Amigos del Centro Histórico de Valencia. El objeto de su atención no es otro que las señalizaciones bilingües (castellano y valenciano) de los monumentos históricos que el Ayuntamiento instaló hace unos pocos meses dentro de un proyecto que denominó Museu Obert. Junto al nombre del edificio y alguna característica definitoria del mismo aparece un teléfono al que se puede acudir para recabar información sobre el monumento que se contempla. 'Los rótulos de Museu Obert, por su antiestético diseño y dimensión, menoscaban e impiden la contemplación del monumento que publicitan', añade, sin embargo, el documentado escrito de la asociación que contiene reproducciones fotográficas de numerosos errores ortográficos, históricos y de denominación en que el Ayuntamiento ha incurrido, a juicio de la entidad que preside el artista Luis Masoni.

Como muestra, un botón: en la denominación valenciana correspondiente a la Iglesia de los Santos Juanes se ha eludido el acento gráfico de església. También carece de tilde el Palacio de Benicarló, al igual que el Saló de Racionistes. Es decir, los errores ortográficos se detectan tanto en castellano como en valenciano. Al menos, el Ayuntamiento no ha discriminado ninguna lengua. Esta vez, parece que sus relaciones con la antiacadémica normativa secesionista no han influido en el desaguisado. Todo indica que se trata de simples errores, frutos de la dejación (¿quizá indolencia mediterránea?) o del desprecio por ese signo gráfico. Porque se antoja un tanto rebuscado hallar en estas faltas (que no se producen en todos los monumentos) un homenaje a Gabriel García Márquez, quien en su dia proclamó su rechazo a la tiranía de las tildes.

También denuncia la asociación las clasificaciones incompletas de las 50 señalizaciones del Centro Histórico que han estudiado. Por ejemplo, en la Catedral se obvia que, además de medieval, es románica, gótica, barroca y academicista. Lo mismo sucede con otros monumentos, como la Iglesia de Santa Catalina o la Lonja. Tambien se hace hincapié en que muchas de las señales de información turística y cultural no ofrecen ninguna datación del edificio, ni tampoco los nombres de sus arquitectos.

La denuncia contiene alguna incorrección (como el rechazo del término catedral en valenciano) y aspectos que pueden ser objeto de interpretación. No en vano, las señales del Ayuntamiento tan solo marcan las rutas históricas, sin entrar en más detalles. Quien quiera más, que llame. Y que pague los 60 céntimos que cuesta la llamada por señal. Un método que critican con dureza los Amigos del Centro Histórico. Consideran que podría ahorrarse este coste proporcionando la información en folletos que, además, se pueden conservar. 'No es mal negocio', apunta el escrito. Pero sobre todo la asociación denuncia el destarifo estético y las excesivas dimensiones (más de dos metros de altura) de las señales que, dadas sus características, pueden ser utilizadas en actos vandálicos, como ya ha pasado en varias ocasiónes. Mal asunto para esta suerte de monumentales paradas de autobús.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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