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'¡No sabemos ni pisar el balón!'

Luis hace sonar a gritos la alarma en un Atlético que sólo ha sumado 5 de los últimos 18 puntos

'¡Hágalo bueno, no bonito, Correa; bueno, no bonito!'. La agrietada voz de Luis Aragonés, el técnico del Atlético, resonaba ayer sobre las cabezas gachas de los jugadores rojiblancos en la ciudad deportiva del club. Nadie sonrió, nadie bromeó. La derrota frente al Elche (5-1) del sábado pasado, el último eslabón de una nefasta racha en la que el equipo ha obtenido cinco de 18 puntos posibles, planeaba por los campos de entrenamiento poniendo plomo en los pies de los futbolistas y una mueca de disgusto en la cara de su preparador. '¡Fácil, no bonito!', insistía a gritos Aragonés desde el círculo central.

Los nervios por la reducción paulatina del colchón de puntos sobre el cuarto clasificado -ascienden a la Primera División los tres primeros de la Segunda-, que ha pasado en seis jornadas de 15 puntos a 10 puntos, y aún quedan ocho partidos, 24 puntos, en liza, también afectaron a algún aficionado. Un hincha, con la boca pegada a la valla metálica, empezó a increpar a los jugadores. El propio Aragonés, conteniendo al portero Toni, que ya se acercaba a responder al seguidor, se encargó de razonar con el exaltado. No pasó nada.

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Pero el ambiente estaba enrarecido. '¡No sabemos ni pisar el balón!', bramaba el técnico a un jugador. Y es que el enfado de Aragonés tras el choque contra el Elche y las acusaciones y advertencias de Jesús Gil, el presidente del club, que ha amenazado a la plantilla con 'empezar la fiesta [cortar cabezas]' si el próximo sábado se pierde de nuevo ante el Murcia, se mezclaron con el sinsabor de la amplia derrota. El uruguayo Correa, constantemente corregido por su técnico, fue precisamente uno de los señalados por Gil a causa de su absurda expulsión en Elche por protestar. Una tarjeta roja que le costará una multa.

Al terminar la sesión, Aragonés charló con los jugadores en el centro del campo. Un breve sermón: cinco minutos. Antes, el comienzo del entrenamiento ya se había demorado cerca de un cuarto de hora por el mismo motivo.

Tras la reprimenda final, toda la plantilla desapareció con cara de pocos amigos. Y es que ayer no le apetecía hablar a nadie. Sólo el navarro Nagore, bastante tenso, se ofreció a dar alguna explicación. 'El vestuario está bien, pero como tiene que estar un vestuario después de una goleada', confesó el centrocampista. Sin embargo, negó que la mala racha se deba a un problema físico y aseguró: 'El equipo está en forma. Bueno, yo, por lo menos, estoy bien'. Según Nagore, los malos resultados no son más que un pequeño contratiempo. Pero, eso sí, advirtió: 'Contra el Murcia hay que ganar. Pero... ganar'. Sobre el batacazo en Elche prefirió no hacer grandes comentarios y concluyó: 'El partido se perdió y ya está, no hay que darle más vueltas'. Al menos, hasta la próxima cita.

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