Maryland, favorita ante Indiana
Los Terrapins, con Dixon al frente y Wilcox secundándole, barrieron a Kansas
Como es habitual en su serie final del partidos, el baloncesto universitario estadounidense tiene buenas historias que contar antes del partido que esta noche (Canal +) enfrentará a Indiana y Maryland por el campeonato nacional.
Lo de Maryland se esperaba, o era razonable esperarlo: con un equipo cargado de jugadores en su último año universitario, los Terrapins disponían de armamento y experiencia, adquirida a fuerza de reveses. En la memoria de la mayoría de sus jugadores figura la renta que desperdiciaron el año pasado frente a Duke en las semifinales. Esta vez, no. Con el espléndido Juan Dixon a la cabeza, barrieron a Kansas, cuyo entrenador, Roy Williams, comienza a sufrir el mismo tipo de impertinencias que aguantó su maestro, Dean Smith, en Carolina del Norte. A Smith se le acusaba de incapacidad manifiesta para ganar el título universitario, hasta que llegó Michael Jordan en 1982 y acabó con los comentarios de un plumazo: con un tiro de cinco metros le dio el título a Smith de la misma manera que alguien, no se sabe quién ni cuándo, le dará un campeonato nacional a Williams en Kansas.
El jugador del partido fue Dixon, un flaco escolta cuyos padres murieron de sida hace siete años. De Dixon se decía que era demasiado liviano, que no tenía las condiciones físicas para imponerse en un juego de atletas, pero pocos jugadores han demostrado en los últimos tiempos su carácter competitivo y su profundo conocimiento del juego. Siempre encuentra los ángulos justos, el espacio correcto, la forma de evitar a los rivales, y siempre saca ese tiro demoledor, como se vio frente a Kansas. Anotó 33 puntos y nadie pudo detenerlo.
No fue la única estrella en un equipo que tiene de todo: kilos bajo los aros con Lonnie Baxter; un base, el listísimo Steve Blake, que funciona como un reloj, y un muchacho que va directo a la NBA: se llama Chris Wilcox, mide 2,06 metros, tiene 19 años y ayer apabulló al prestigioso Drew Gooden, la estrella de Kansas.
Maryland saldrá como favorito frente a Indiana, cuyo torneo supone la reivindicación de su entrenador, Mike Davis, atormentado por los fanáticos seguidores de Bobby Knight, el hombre que se convirtió en un dios para los seguidores del equipo. Knight, tres veces campeón con Indiana, fue víctima de su fanatismo hace dos años, después de varios incidentes con algunos de sus jugadores, hartos de su sadismo.
Expulsado como entrenador, Knight convirtió su causa en una guerra contra la dirección de la Universidad de Indiana. No le faltó una multitud de seguidores, entre ellos muchos de sus ayudante. Davis era uno de ellos, pero dijo que no se iba con él. Aceptó el cargo de entrenador en un estado de precariedad alarmante y sufrió la ira de su maestro, que le acusó de traidor. Durante estos dos años se ha visto siempre cuestionado, pero desde ayer es el indiscutible entrenador de Indiana. Con un equipo que no ofrece, ni de lejos, el talento de Maryland, derrotó por 73-64 al fogoso quinteto de Oklahoma.
Nadie da a Indiana como vencedor frente a Maryland, pero se dijo la mismo en la eliminatoria frente a Duke, y nadie pensaba que se impondría a Oklahoma. La historia del baloncesto universitario está hecha con grandes triunfos de los débiles.
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