En solidaridad con los mineros de Aznalcóllar
Somos estudiantes de Bachillerato del Instituto de Educación Secundaria de Gerena. Somos chicos y chicas de 17 a 20 años, en algunos casos hijos y nietos de mineros. Unos somos de El Castillo de las Guardas, que años atrás vivió de la minería; otros somos de Aznalcóllar, que en la actualidad vive una grave situación social por el cierre de la mina; los demás somos de Gerena o de Guillena, pueblos afectados en la actualidad por un posible proyecto minero.
Parece claro que la minería está ligada a nuestro pasado, a nuestro presente y a nuestro futuro. Nuestros abuelos vivieron de la mina. Nuestros padres nos han dado de comer con la mina y nosotros mismos parece que también estaremos ligados al noble y duro trabajo de la minería. Por esta razón, en el momento presente, cuando en Aznalcóllar se vive una difícil situación social, queremos hacer oír nuestras voces y queremos decir ciertas cosas a la sociedad entera.
A los políticos, queremos decirles que miren por el bien de las personas. Que estén atentos y que escuchen, dialoguen y traten de llegar pronto a acuerdos, porque la situación de Aznalcóllar se hace insostenible. A veces pensamos que desearíamos ver a nuestros políticos en la situación de los mineros. Al parecer, no hay otra forma de que se solidaricen y busquen soluciones rápidas a los problemas. ¿Tienen los hijos de los políticos la incertidumbre de algunos de nosotros? ¿Llega a sus casas el jornal a finales de mes? Para muchos de nosotros, los políticos sólo piensan en beneficio propio y nos gustaría pensar que no es así.
Desde nuestra perspectiva de lo ocurrido, pensamos que los mineros tienen la razón de su parte. Para quienes pierden un trabajo después de más de 25 años en él, esto representa un verdadero drama personal y familiar.
Muchos de nosotros nos sentimos ecologistas, pensamos que es bueno que crezca la conciencia ecológica y la sensibilización hacia los problemas de la naturaleza, pero nunca al precio de la insensibilidad hacia los problemas sociales. Si las máquinas acudieron rápidas a limpiar el agua del Guadiamar, más rápidas deben venir las soluciones a nuestras casas.
Queremos aprovechar esta carta para decir a los grupos ecologistas que quienes somos de Aznalcóllar hemos tenido la impresión de que nos mirabáis como asesinos de los patos, del agua y del paisaje.
Sin embargo, no hemos escuchado con la misma fuerza vuestras denuncias contra la violencia que nos ha caído encima. Desde luego, no es hora de respuestas violentas. Si quienes gobiernan dieran el mismo valor a un minuto de un ejecutivo que al minuto de un minero sin trabajo, si quienes gobiernan pusieran el mismo celo con el que reprimen manifestaciones en la vigilancia de empresas poderosas como Boliden, los mineros, los trabajadores, no se encontrarían hoy en la situación en la que están.
Pero los políticos olvidan demasiado fácilmente que la política es la organización de la convivencia y que ellos están al servicio de la sociedad. Es la hora de la solidaridad. Y la solidaridad es esfuerzo colectivo, es unidad y es devolver con trabajo, con empleo, con futuro... la dignidad a quienes viven en la incertidumbre del paro.
Con todo nuestro apoyo y todo nuestro afecto, los estudiantes.
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