Una niña de ocho años se salva de un naufragio respirando durante 40 minutos bajo una barca volcada
1.200 pasajeros del turbocat Barcelona-Ciutadella-Alcúdia deberán buscar alternativa
El temporal marino registrado en el litoral de Cataluña, la Comunidad Valenciana y las islas Baleares, que ha durado tres días y aún tiene secuelas, ha complicado las vacaciones a 5.000 personas que debían viajar en barco. Entre los afectados se encuentran 1.200 pasajeros que entre hoy y mañana debían efectuar el viaje Barcelona-Ciutadella de Menorca-Alcúdia de Mallorca en el catamarán Iris Jet, turbocat de la compañía Universal, que tendrán que optar por viajar en avión, con un suplemento de 25 euros, o recibir la compensación de la naviera (902 181 888).
El barco rápido de estreno 'de alta velocidad', según la compañía Universal, tiene 440 plazas y sufrió una avería el pasado día 28, mientras navegaba desde Menorca hacia Barcelona en plena tormenta. Durante la travesía el buque perdió dos botes salvavidas a causa de un golpe de mar. 'La gente se pone nerviosa. Entiende el caso de fuerza mayor, pero ha habido algunas quejas. 200 personas cancelaron sus pasajes por el mal tiempo', afirmó ayer un responsable de la empresa.
La tempestad de levante que embraveció el mar y removió las aguas interiores de los puertos, ha perjudicado a unos 5.000 usuarios de líneas y rutas en los puertos de Mallorca, Ibiza, Menorca, Valencia, Barcelona y Denia. En los últimos tres días se han producido suspensiones, retrasos de salidas de los barcos y cambios de embarque y destino. Ayer amainó el oleaje, que alcanzó puntas de cuatro metros, y cesó el vendaval, que llegó a producir rachas de 80 kilómetros por hora, y se pudieron restablecer la mayoría de rutas habituales.
Las compañía Trasmediterránea, que enlaza Barcelona y otras capitales peninsulares con las islas Baleares, y la naviera Baleària, que opera entre Denia, Valencia, Palma, Ibiza y Formentera, informaron ayer de que habían regularizado completamente sus servicios. Una fuente de Baleària reconoció que los pasados jueves y viernes, la imposibilidad de navegar o de salir de los puertos de Ibiza y Denia 'bloqueó seriamente a 2.000 pasajeros, en unos de los días del año con mayor demanda de transporte'. Trasmediterránea evaluó también en 2.000 los clientes implicados en las dilaciones en las salidas o llegadas de las líneas de pasaje.
Dos días de viaje
Unos 500 estudiantes de secundaria de Portugal de diferentes centros de la zona de Oporto, que debían cerrar sus vacaciones el miércoles en Ibiza, permanecieron casi un día recluidos en el barco Manuel Azaña, atracado en el puerto de Ibiza. Antes de alzarse el temporal ya comenzó su paciente espera: su agencia de viaje les dejó en el puerto de Sant Antoni cinco horas antes de la salida prevista, y, al cerrarse las instalaciones por el oleaje, tuvieron que ser trasladados en autobús al puerto de la capital y esperar en la nave atracada. Al final emprendieron una navegación lenta y pesada con el barco rompiendo olas, desde Ibiza rumbo a Valencia. La aventura naval trufada de epopeya tuvo un epílogo: al amarrar en la Península a los escolares aún les quedaban 20 horas en autocar hasta llegar a sus casas. En la nave atracada, ladeada por el vendaval, se consumieron más de 4.000 bocadillos, gratuitos según la empresa.
Uno de los estudiantes quedó en tierra y salió en avión vía Palma, al negarse a dejar zarpar el barco mientras no apareciesen dos compañeros que se daban por despistados en el puerto. En el recuento se confirmó que sus amigos estaban dentro del buque y el solidario quedó fuera en el muelle.
Otros 100 pasajeros españoles del transbordador Federico García Lorca permanecieron casi un día en el interior de la nave, a la espera, también en Ibiza. Finalmente salieron en la noche del viernes en un barco mayor hacia la Península. La naviera les invitó a almorzar en un club náutico. La parada de la navegación por el temporal creó momentos de inquietud a los viajeros que 'pretendían que las naves zarparan pese a la tempestad y creían que era una excusa', explicó un directivo.
'Era imposible navegar, un barco intentó en vano durante una hora salir del puerto; el viento y las olas lo paraban', indicó un portavoz de Baleària. Una mujer tuvo dolores de parto en plena travesía durante el temporal, pero el alumbramiento ya fue en tierra, en una clínica. Los mareos fueron numerosos y los servicios de limpieza tuvieron que multiplicarse.
Durante la jornada de ayer, en la costa de Cala Figuera, en Santanyí (Mallorca), continuaron las tareas de búsqueda del camarero alemán Suwen Zimermann, de 21 años, que fue arrastrado por una ola en la noche del jueves. El accidente ocurrió cuando estaba con su compañero el cocinero alemán Deni Wengerte, de 27 años, cuyo cadáver fue devuelto por el oleaje hasta el puerto el pasado viernes. La tercera víctima del temporal es un regatista austriaco que se ahogó el viernes pasado en la bahía de Palma al quedar atrapado bajo su embarcación.
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