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Crónica:XLI SEMANA DE MÚSICA RELIGIOSA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Se estrenan dos obras de Soler en Cuenca

El Miércoles Santo en Cuenca ha sido el día de la Procesión del Silencio y, también, de la música del siglo XX y primeros compases del XXI. Hay quien sale corriendo cuando de esta música se habla. Craso error. La Semana de Música Religiosa se descolgó con un programa doble con obras de Sofia Gubaidulina (1931), Messiaen (1908-1992) y Josep Soler (1935).

Fue excelente. De Soler se asistía, además, a dos estrenos absolutos, un encargo de la propia Semana para gran orquesta, con la JONDE (Joven Orquesta nacional de España) y Josep Pons, y otro de una obra de piano de 47 minutos, inspirada en la serie de grabados Grosse Passion, de Durero, que andaba por ahí a la espera de un voluntario que la estrenase. Soler: qué gran compositor injustamente relegado. Tiene, por ejemplo, 16 óperas, de las que únicamente se han estrenado dos.

Y es que Soler compone lo que el cuerpo le pide, no lo que los encargos oficiales le demandan, y así le va. Uno escucha Grosse Passion para piano (interpretada magistralmente por Miguel Álvarez Argudo), tan rigurosa, tan compacta, y más todavía el poema para orquesta Eucaristía, de tan amplio aliento, tan magníficamente construido y tan alejado de frivolidades, atento sobre todo a un pensamiento espiritual profundo y a una música escrita desde los adentros, en fin, uno escucha esto y se siente conmovido de la grandeza de un creador singular, alejado del mundanal ruido, que incluso elude en lo que puede los saludos finales. Soler vivió en Cuenca una jornada memorable.

Pons y la JONDE hicieron una versión impoluta de su Eucaristía y, ya en plena inspiración delirante, bordaron La Ascensión, de Messiaen, y esa pieza sublime que es Sieben Worte (Siete palabras), de Gubaidulina, para acordeón, violonchelo y orquesta de cuerda. Ahí, y antes en In Croce, brillaron los solistas, especialmente Iñaki Alberdi, un experimentador puro en los sonidos del acordeón, y Sonia Beltrán, exquisita violonchelista. Ante las aclamaciones, ofrecieron como propina el Ave María, de Astor Piazzolla, y se renovó el hechizo. Qué belleza, la del concierto de Miércoles Santo.

Josep Soler, Sofia Gubaidulina, Olivier Messiaen: tres maneras de sentir la espiritualidad religiosa, tres demostraciones de que la intimidad reflexiva aún es posible en la música. Josep Pons, la Joven Orquesta Nacional de España (esa agrupación llena de vitalidad, de energía y de mujeres), el acordeonista Iñaki Alberdi y los demás hicieron posible en Cuenca una jornada inolvidable.

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