Luces y sombras en la pasarela

La IV edición de la Pasarela del Carmen, que a partir de este año cambia de manos y pasa a ser administrada y coordinada por la Asociación del Prêt-à-Porter Industrial de la Comunidad Valenciana (PIV), se proyecta con claras perspectivas de asentamiento y expansión, habiendo anunciado que tendrá como los otros dos grandes eventos nacionales (Gaudí en Barcelona, y Cibeles en Madrid), dos ediciones anuales.

El calendario de la primera jornada de la Pasarela del Carmen, que se celebra en el Museo de las Ciencias de Valencia, comenzó con el desfile de la Escuela de Artes y Oficios y donde se pudo ver claramente cómo el amplio prisma de las tendencias actuales de la moda puede saturar y confundir a los futuros profesionales del sector; lo más interesante, mejor terminado y francamente sorprendente fue la colección infantil. También tenían un cierto interés teatral los vestidos englobados en el Concepto Moda bajo el tema inspirador de instrumentos musicales, pero siempre haciéndose notar la recurrencia material y una cierta falta de riesgo.

Martín Pérez Ripoll presentó una colección inspirada en lo nórdico, con mezclas de tejidos y texturas de alto contraste tanto en la gama como en la geometría; lo más interesante, su serie en superposiciones de negro, y hay que decir que en este creador han dejado profunda huella las inolvidables Vacas Flacas.

A continuación, Carlos Haro provocó una sobresaturación de tejidos costosos y no se contuvo ante su peligrosa propensión al adorno: que si una flor por aquí, que si unas cadenitas por allá, a lo que hay que sumar cremalleras a go-go, botonaduras y plumas. Fueron fallidos sus tutús pseudorománticos y su ampulosa corsetería que no pasa de ser una imitación doméstica y pedestre de Christian Lacroix. Este caso específico hace razonar sobre cómo se utiliza a veces peyorativamente la adjetivación de lo valenciano, lo que en otros casos resulta injusto pues el acento local puede ser un fulgor y no un defecto; Haro, sin embargo, mostró al final varios trajes de novia correctísimos en lo que parece ser con toda seguridad su fuente comercial y su terreno dominante.

Ayer también se presentó una nueva revista de moda y tendencias con el nombre de Costumiza, en alusión al modista catalán Custo Barcelona y a su peculiar aunque no original ni privativo tratamiento de los estampados y graffiti sobre camisetas. La revista, que dirige el especialista en moda y comunicación Josep Lozano, es un tabloide a todo color de 24 páginas que viene a llenar un hueco palpable y evidente dentro de las publicaciones más inmediatas y no elitistas dentro del terreno de la moda y los accesorios.

El calendario de la jornada de hoy comienza con dos desfiles colectivos: el primero a cargo de Siglo Cero y Tonuca, y el segundo integrado por Noelia Navarro y Carola Falgas. Le sigue Alejandro Sáez de la Torre y su firma Por fin! retomando y ampliando la colección que le mereció un éxito rotundo en su debú en la última Pasarela Cibeles. Cierra esta IV edición Francis Montesinos con su personalísima evocación de Cristóbal Balenciaga y los hallazgos de la alta costura francesa de la que se reconoce deudor.

Como actividad paralela el fotógrafo José Luis Abad inauguró una exposición de sus instantáneas con el titulo El saludo de la moda.