Políticas sobre drogas
Podrán hacer todas las investigaciones que quieran para averiguar lo que todos sabemos, que hay droga barata por todas partes, pero la principal lección que debemos aprender de la reciente muerte de los jóvenes de la fiesta de Málaga, es el estrepitoso fracaso de la política sobre drogas de este país. Una política hipócrita, que subvenciona el cultivo del tabaco, dictada por los intereses de Estados Unidos y que clasifica las drogas en legales e ilegales. Una política de intereses y falsedades (con la complicidad de gran parte de los medios de comunicación) que sirve para favorecer los abusos y la delincuencia. Todo un aparato represor que está siendo tristemente rentable a los narcotraficantes y al propio sistema que absorbe cada año las incalculables cantidades de dinero que se mueven a costa de nuestra libertad y salud.
La educación para un uso responsable, la información accesible y verídica, sobre efectos y riesgos y la adecuada asistencia social y sanitaria, son las mejores herramientas de que disponemos para poner a nuestros hijos a salvo de los problemas de la droga. Países tan poco sospechosos de caóticos y asociales como Holanda o Suiza comienzan a cambiar sus políticas sobre drogas, enfocándolas hacia la responsabilidad personal, la educación y la atención social a un hecho (el consumo de drogas) que se ha demostrado inevitable.
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