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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cuestión de calidad

Algunas ideas afortunadas pueden tener como premio el triunfo electoral. Es difícil encontrarlas -la rebaja de impuestos directos prometida en 1996 fue una de ellas-, pero los partidos políticos deben buscarlas como acicate. El PSOE acaba de presentar un plan que pretende cubrir el vacío que se detecta en el ámbito de la protección familiar, entendida en su versión social más amplia. El proyecto es de una acusada oportunidad, porque la natalidad de las parejas españolas está descendiendo de forma preocupante -la tasa de fecundidad es la más baja de Europa-, con el consiguiente peligro para algunos equilibrios económicos, como, por ejemplo, el sistema de pensiones.

Propone el PSOE una prestación de 3.000 euros por el segundo hijo y 6.000 euros a partir del tercero; regular un permiso de paternidad de cuatro semanas hasta que el hijo cumpla los nueve meses; servicios de ayuda a domicilio para al menos el 60% de la población dependiente; la construcción de 180.000 viviendas de protección oficial al año; crear una red de escuelas infantiles de cero a tres años para atender las necesidades de 250.000 familias; abrir los centros docentes durante once meses al año, siete días a la semana y doce horas al día y algunas otras medidas tributarias en favor de la economía familiar. De las propuestas mencionadas, unas son más eficaces que otras. Es más útil para los padres disponer de guarderías y de colegios con asistencia prolongada, de forma que puedan atender desahogadamente a sus empleos, que la percepción de dinero contante.

Deben tenerse en cuenta las implicaciones de una política de incentivos a la familia -o al crecimiento demográfico- como la que propone el PSOE. La más importante es que resulta muy difícil desarrollarla en el marco del déficit cero, porque exige un esfuerzo presupuestario intenso y prolongado. La demografía también tiene que ver con la calidad de las infraestructuras y con el grado de satisfacción de los ciudadanos con el nivel en el que viven, y este Gobierno se ha olvidado precisamente de cuidar el bienestar social.

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