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Reportaje:

El pez chico se come al grande

Las pequeñas compañías de vuelos baratos se aprovechan de la crisis de British Airways

Llegó a ser la compañía aérea más rentable del mundo, pero British Airways, que perdió 160 millones de libras (260 millones de euros) en el último trimestre del año pasado, ha emprendido una dura reestructuración que incluirá unos 13.000 despidos. En este río revuelto, la ganancia es de las compañías llamadas de vuelos baratos, que han crecido espectacularmente.

Go ha transportado 1.375.000 pasajeros en los últimos cuatro meses, 550.000 más de los que volaron con la Go de BA un año antes

El sector aéreo ha vivido serias turbulencias desde los ataques del 11 de septiembre. En ese mercado revuelto, en el que la primera clase se ha visto agarrotada por el miedo a volar y por el recorte de presupuestos de las grandes empresas debido al enfriamiento económico, abocando a la crisis a los grandes del sector, las compañías aéreas llamadas despectivamente de vuelos baratos no sólo han capeado la crisis, sino que han crecido de manera espectacular. El Reino Unido es quizá el paradigma de esa situación: mientras British Airways vive tiempos de ajuste, la RyanAir es la estrella de la Bolsa, EasyJet crece como la espuma y Go, despreciada hace unos meses por British, se hace un hueco en el mercado. Por una vez, el pez chico se come al grande.

British Airways tenía ya previsto reducir su plantilla en 5.000 personas, pero tras el 11 de septiembre, el sobrante laboral se eleva ahora a 13.000 personas. La plantilla, con 56.700 empleados en agosto de 2001, se quedará en 43.700 en el verano de 2003. Pero detrás de ese recorte se vislumbra algo más que un problema de coyuntura. BA, la primera gran compañía europea de bandera que abrazó las privatizaciones, perdió 160 millones de libras (260 millones de euros) en el último trimestre del año pasado y ha entrado en una fase de profunda reestructuración para convertirse en una compañía algo más pequeña, pero mucho más compacta.

El encargado de llevar a cabo ese cambio es Rod Eddington, máximo ejecutivo de la compañía desde mayo de 2000. Dicharachero y simpático, este australiano de 52 años prefiere ponerle al mal tiempo buena cara mientras desgrana frases de fuste. 'Se han acabado las compañías nacionales. Ahora estamos ante relaciones comerciales más que ante problemas de propiedad', explica en un almuerzo con la prensa. 'Ésta es una industria fascinante, con una mezcla de tecnología, capital, infraestructuras y servicio al público', asegura. 'Somos una compañía británica con ambición global', aclara. 'El éxito del pasado no es garantía de futuro', advierte. 'Las grandes compañías siempre están en reestructuración', sentencia.

Eddington reconoce que las compañías de vuelos baratos han marcado el ritmo en 2001 y no se apura al admitir que va a seguirles la estela en lo que hacen bien, pero no admitiría ni harto de vino que fuera un error desprenderse de Go, su antigua filial en ese segmento de mercado. Go ha transportado 1.375.000 pasajeros en los últimos cuatro meses, 550.000 más que los que volaron con la Go de British en ese mismo periodo un año antes.

En el fondo, Eddington parece convencido de que el éxito de las compañías de vuelos baratos es un espejismo. '¿Cuántas compañías de vuelos baratos quedan en Estados Unidos? ¡Una! En Europa está RyanAir, está EasyJet, está Go, está Virgin, está Buzz...', casi grita. Pero, pese a esos desprecios, las compañías de vuelos baratos están obteniendo resultados sorprendentes en un mundo en crisis económica y política. RyanAir ha pasado de 1.781.118 pasajeros entre diciembre y febrero de 2001 a 2.495.248, un aumento del 40%. Con un mercado anual de 10,76 millones de pasajeros, su tasa de ocupación de asientos se eleva al 81% y vende el 84% de sus billetes a través de Internet.

EasyJet tiene la mejor tasa de ocupación de plazas: el 84,4% en los últimos 12 meses, con un pico del 87,2% en febrero, un mes en el que transportó 721.642 pasajeros, un 36% más que en febrero de 2001. En los últimos 12 meses su mercado ha servido a 8,02 millones de pasajeros. Y es una compañía muy nueva, que apenas tenía 30.000 clientes en 1995 y poco más de 400.000 en 1996.

Su fundador, Stelios Aji-Ioannou, es un irónico griego de origen chipriota nacido en 1967 que no puede disimular el orgullo que siente por el éxito de EasyJet. Reconoce que pudo empezar a montar este imperio porque su padre, un riquísimo armador, le proporcionó el dinero necesario, y se ríe al afirmar con cierta malicia que la línea Atenas-Londres es rentable, no vaya a ser que alguien piense que es (sólo) un capricho personal.

A su juicio, el éxito de EasyJet se debe a que las rutas han sido elegidas 'con muchísimo cuidado', la flota tiene un altísimo ratio de ocupación -con 11,7 horas diarias volando, es la más alta de Europa- y tiene el más eficiente sistema de venta de billetes, que en un 90% se realiza a través de Internet. A Stelios le encanta reírse un poco del Concorde: 'Volar a Nueva York en cuatro horas no es un ahorro de tiempo. Lo que de verdad le ahorra tiempo a la gente es la frecuencia de las rutas. Ir y volver en el mismo día, eso te ahorra tiempo y dinero'. EasyJet tiene 40 rutas, pero sólo vuela a 16 ciudades y 17 aeropuertos. 'La diferencia está en los detalles; el diablo está en los detalles', dice. 'Lo importante no es ser el más barato, sino el más eficiente'.

Si estás cerca, ven en tren

Pese a dirigir una compañía aérea, Rod Eddington es un gran defensor del tren. Cree que tren y avión están condenados a entenderse. 'Las comunidades necesitan infraestructuras integradas de transporte. Tenemos que trabajar junto con las compañías ferroviarias', asegura. Y pone un ejemplo: 'La mayoría de la gente prefiere el tren y no el avión para viajar entre Londres y París'. A su juicio, 'el ejemplo a seguir es el del aeropuerto de Schiphol, en Holanda, y el Charles de Gaulle, en Francia'.

Los dos tienen estaciones muy bien engarzadas con las terminales de pasajeros, con trenes de alta velocidad y líneas que enlazan ambos aeropuertos con grandes ciudades del entorno a buena distancia para ir en tren, como Bruselas, que a poco más de una hora del Charles de Gaulle con Thallys. 'Francia ha hecho muy buen trabajo en eso', sentencia.

'Yo le doy la bienvenida al tren', insiste. 'Nosotros estamos dedicando muchos slots [permisos de despegue y aterrizaje] al trayecto entre Heathrow y Manchester, que es un recorrido que podría hacerse por tren. El tren es la única manera de liberar slots para trayectos más largos', afirma.

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