La paz y la palabra
De nuevo nos hiela el corazón un nuevo asesinato de ETA; en realidad, esos valientes no saben hacer otra cosa. Otra persona muerta, otra familia rota, un nuevo saco de sal en la herida abierta por la que se nos escapa el alma.
Pero, al igual que el estos días recordado Blas de Otero, yo también 'pido la paz y la palabra' (diría más: las exijo), para demandar de los políticos democráticos unidad sin fisuras frente al único enemigo de esta sociedad: ETA y quienes le apoyan. Y para coincidir con quienes dicen que al fascismo no se le integra, sino que se le combate.
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