Virtudes y defectos de los rascacielos
Un debate sobre el modelo arquitectónico de las torres enfrenta a Oriol Bohigas y Salvador Tarragó
Los rascacielos no tienen buena prensa entre los barceloneses.Tal vez influye la asociación que con frecuencia se hace entre edificios altos -torres- y la herencia que dejó el desarrollismo. Los arquitectos Oriol Bohigas y Salvador Tarragó debatieron ayer los pros y contras de este modelo arquitectónico en la Escuela Superior de Ingenieros de Caminos. Para el primero, son la modernidad. Para el segundo, no son más que la apropiación del espacio público porque actúan de barrera visual e impiden las vistas del conjunto, patrimonio de todos.
Ambos hicieron una defensa apasionada de dos concepciones de ciudad irreconciliables: para Bohigas, Benidorm es su ciudad preferida por sus rascacielos. Tarragó reivindicó para Barcelona una arquitectura a escala más humana, en la línea de la cuadrícula diseñada por Cerdà para el Eixample.
Según Bohigas, no tiene sentido estar a favor o en contra de un modelo aceptado y aplicado en todas las ciudades del mundo: 'Es una discusión ingenua, inútil e infantil'. El que fue una de las piezas clave de la arquitectura barcelonesa de los años ochenta prefirió centrarse en rascacielos concretos porque para él llevan implícita la reflexión urbanística de su entorno: 'Los rascacielos acostumbran a tener más calidad arquitectónica que los edificios de menos altura', afirmó Bohigas. Y puso cuatro ejemplos de lo que, en su opinión, es buena arquitectura: las dos torres de la Villa Olímpica de Poblenou 'bien situadas y de una calidad evidente'; la torre de Diagonal-Balmes, por su magnífica situación; la atalaya de la Diagonal -en la confluencia con la avenida de Sarrià-, y la torre de la plaza de Urquinaona, que da interés arquitectónico a una plaza 'bastante desgraciada'. Reconoce que los rascacielos pueden contribuir a desertizar el entorno, como puede ocurrir en la nueva Diagonal si se levantan rascacielos dejando muchos espacios sin edificar.
Según Bohigas, si los promotores apuestan por este tipo de edificios pese a que resultan más caros que los convencionales es porque potencian la imagen de prestigio que quieren proyectar las compañías que tienen allí sus oficinas. Los promotores saben que les resultará más fácil vender a las empresas que quieren lucirse.
Tarragó estuvo en completo desacuerdo: 'La ola de rascacielos de Barcelona se nos presenta como una prueba de modernidad y no es un posicionamiento progresista, sino de retroceso y de dependencia del capital'. A juicio de este arquitecto, contrario a las alturas desmesuradas, un paisaje repleto de rascacielos es 'signo de barbarie y de una forma de vida nada equilibrada'. Arremetió sin contemplaciones contra Bohigas diciendo: 'Le regalo todos los rascacielos de Benidorm'. A lo que el aludido respondió, haciendo gala de su faceta más provocadora: ' ya nos la hemos cargado bastante y todavía tenemos que cargárnosla más porque hay muchos aspectos de ella que no funcionan'.
Salvador Tarragó apuntó que la concentración de actividades en altura normalmente suele hacerse en lugares de gran densidad, donde la concentración de usos ya es fuerte y la accesibilidad resulta imposible.
Los demás participantes en el debate, entre los que se encontraba Joan Pedreny, jefe de división de prevención de Bomberos de Barcelona, se mostraron más comedidos. Por ejemplo, Pedreny se refirió a las lagunas en la normativa vigente, que en materia de extinción de incendios prevé una altura máxima de 50 pisos, lo que obliga a buscar referentes en países donde este tipo de edificios está más implantada.
La altura es, según Pedreny,un factor de riesgo porque no hay duda de que a más altura, más riesgo. A renglón seguido apuntó que lo más interesante es que el 98% de los incendios de estos edificios se sofoquen con los medios disponibles en el interior del inmueble y la actuación de los bomberos se reserve para los casos en los que no baste con los servicios contra incendios propios.
Anunció que en junio estará lista una nueva ordenanza que llenará el vacío existente para este tipo de inmuebles. Y es que la imagen de los aviones impactando en las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre planeó ayer durante todo el debate.
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