Carreras de peatones en la glorieta de Atocha
Acelerar, frenar y marcha atrás. Son las funciones habituales de un vehículo, pero también de los peatones que cruzan cada día las calles de Madrid. El muñequito verde de los semáforos a veces no da tiempo ni para respirar. El Ayuntamiento defiende que la velocidad adecuada para atravesar un paso de peatones es de 0,5 metros por segundo -haciendo un promedio de las tres fases del semáforo (luz verde fija, verde intermitente y los tres segundos de protección)-. Esta velocidad debe aumentarse a 1,3 metros por segundo cuando el semáforo está verde intermitente para los peatones, lo que indica que está a punto de finalizar el tiempo para que los viandantes crucen la calzada.
Según el Ayuntamiento, en la zona de Atocha los viandantes tienen tiempo de sobra para pasar con toda tranquilidad. Pero no ocurre siempre así: hay puntos donde los peatones han de echarse a correr si no quieren ser atropellados por los impacientes conductores. La palma se la lleva el semáforo que conecta la estación de ferrocarril de Atocha y el paseo de la Infanta Isabel (en las proximidades del Ministerio de Agricultura). Hay que cruzar 29 metros en 22 segundos: 10 segundos con el muñeco verde fijo, 9 con la luz verde intermitente y tres del periodo de protección (cronómetro en mano).
La media es de 1,31 metros por segundo contando las tres fases del semáforo. Si un transeúnte empieza a atravesar la calle cuando el semáforo está con luz verde intermitente, habrá de hacerlo a una velocidad de 3,2 metros por segundo para evitar el riesgo de ser atropellado. En este paso de peatones no es raro ver a padres tirando de la mano de sus hijos pequeños y ancianos con la mirada aterrada y fija en el hombrecito luminoso que amenaza con ponerse rojo.
Bordillos de altura
Las personas con movilidad reducida lo tienen mucho más complicado. Precisamente en ese semáforo, de mucho tránsito por la proximidad de la estación de Atocha, el paso de peatones no deja opción a los que van en silla de ruedas: el bordillo es de aproximadamente 10 centímetros de alto, lo que les obliga a buscar otro vado opcional y, por supuesto, más alejado.
En la zona abundan los bordillos altos y también existen pivotes tan juntos entre sí que impiden por completo el paso de alguien que se mueve en silla de ruedas.
En Madrid murieron atropelladas el año pasado 48 personas. Muchos ciudadanos se desesperan para cruzar las calles, sobre todo las que tienen dos tramos de semáforo separadas por una mediana, en la cual tienen que esperar para llegar al otro lado. Los semáforos en uno y otro sentido no suelen estar sincronizados.
La calle de Claudio Moyano, en su confluencia con el paseo de la Infanta Isabel, tiene un paso de peatones interrumpido por una isleta. Se tarda en cruzar más de un minuto y medio, ya que circulan coches en ambos sentidos. Ayer, algunos peatones no tenían tanta paciencia y cruzaban con el semáforo en rojo, pese a que apenas tenían visibilidad.
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