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Reportaje:COMUNICACIÓN

El 1.000 republicano-monárquico

Un billete de los tiempos de Serrano en los facsímiles de EL PAÍS, junto con Velázquez, Cisneros, Carlos I y la catedral de Burgos

Las entregas de facsímiles de billetes históricos de la peseta, que EL PAÍS entrega de forma gratuita de lunes a viernes con cada ejemplar, tiene su punto culminante el jueves con las 1.000 pesetas de 1875 y llevan la fecha de 1 de enero. La ilustración del billete tenía tintes republicanos, aunque este régimen había caído justamente un año antes por el pronunciamiento del general Pavía. Durante esos 12 meses se habían formado diferentes gobiernos y el general Serrano, que dio nombre a una de las calles más famosas de Madrid, hacía las veces de jefe de Estado. Teóricamente, España era un sí es no es republicana; pero desde luego no se había restaurado la monarquía. Hasta que el general Martínez Campos sacó a sus hombres en Sagunto en diciembre de 1874 y regresó Alfonso XII como rey de España. Es decir, que cuando las 1.000 pesetas salen a la calle con símbolos republicanos gobernaba el liberal-conservador Antonio Cánovas como primer ministro de una monarquía de facto.

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La semana se inicia con las 500 pesetas del cardenal Cisneros. Es pieza de coleccionista y no está firmado. Lleva fecha de 23 de enero de 1925, que era la onomástica del rey Alfonso XIII. La realidad es que nunca se puso en circulación, ya que se tenía en la reserva para casos de necesidad en que se agotara el papel circulante o para salir al paso de alguna falsificación.

Cisneros (1436-1517) pasó a la historia, según reza la tradición, por la frase que dijo a los aristócratas levantiscos: 'Estos son mis poderes', mientras les enseñaba tropas y cañones al servicio del incipiente Estado. Fue regente de Castilla en dos ocasiones. La primera, a la muerte de Isabel la Católica hasta que su viudo Fernando de Aragón se hizo cargo del reino. La segunda, a la muerte de éste hasta que Carlos I pudiera reinar, dado que su madre, Juana la Loca, hija de Isabel, no estaba en condiciones de ceñirse la corona.

Precisamente el emperador Carlos I (1500-1558) ilustra las 1.000 pesetas emitidas en 1940 por el régimen de Franco, que ya dos años antes, en plena guerra, tuvo que hacer billetes de dos pesetas porque no había monedas (entrega del martes).

Un siglo más tarde que Carlos I, vivió el pintor sevillano Diego Velázquez, reinando Felipe IV y gobernando el conde duque de Olivares. Al pintor está dedicado el billete de 50 pesetas de 1902, hecho de un papel que con el uso se deterioraba muy pronto porque, además, se pasó por una máquina estriadora que tuvo ese efecto indeseado. En el reverso ofrece el famosísimo cuadro velazqueño de La fragua de Vulcano, que está en el Museo del Prado. Lo pintó el artista durante su primer viaje a Italia, que le resultó muy productivo para depurar la técnica. A partir de una fragua real del siglo XVII, Velázquez refleja en la tela la escena mitológica relatada por el poeta romano Ovidio en su obra Metarmorfosis. El dios Apolo baja a la fragua de Vulcano para advertirle a éste que su esposa Venus, diosa de la belleza, le es infiel con Marte, dios de la guerra. Cuando los que están presentes en la fragua escuchan la mala nueva todos se quedan de piedra y es éste un efecto muy conseguido por el pintor sevillano, como se encargó de difundir el billete en cuestión.

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