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El lastre de la deuda frena a Deutsche Telekom

Debe más de lo que factura y ha registrado pérdidas por primera vez

'Nada resulta rentable de la noche a la mañana'. Así suele responder Ron Sommer, presidente de Deutsche Telekom, a los periodistas que indagan sobre una deuda que a finales del año pasado ascendía al formidable monto de 62.100 millones de euros. Éstos son 13.800 millones más que el total de la facturación del ex monopolio telefónico alemán, que el año pasado ascendió a 48.300 millones.

El grupo defiende su buena salud, pese a las hipotecas del UMTS y la expansión internacional, con las cifras crecientes de su negocio operativo

En el caso de Deutsche Telekom, este lastre proviene no sólo del alto coste de las licencias del nuevo móvil (UMTS), sino también de adquisiciones como aquella de la operadora de telefonía móvil estadounidense VoiceStream, por cerca de 33.000 millones de euros. Y, aunque es cierto que estas inversiones, en principio, deberían resultar rentables a medio plazo, también lo es que el servicio de semejante montaña de deudas, durante años y al menos hasta 2004, dañará la cuenta de resultados de la compañía, que hace dos semanas anunció que en 2001 contabilizó las primeras pérdidas desde su salida a Bolsa en 1996: 3.500 millones de euros.

Ron Sommer anunció en diciembre pasado que pretende reducir las deudas hasta un 'nivel con el que se pueda vivir': 50.000 millones de euros a finales de 2002. Esta meta, sin embargo, podría resultar demasiado ambiciosa. En primer lugar, la autoridad de la competencia alemana prohibió recientemente a la compañía vender, por 5.500 millones de euros, seis de sus redes regionales de televisión por cable a la estadounidense Liberty Media. Deutsche Telekom está buscando ya un nuevo comprador, pero es sumamente dudoso que encuentre rápidamente a un inversor dispuesto a pagar un precio similar.

La colocación de T-Mobile

En segundo lugar, la muchas veces anunciada colocación en mercado de la división de telefonía móvil, T-Mobile, podría postergarse aún más allá de junio o noviembre, los meses hasta ahora barajados. 'Que las acciones de Deutsche Telekom en la actualidad coticen a 17 euros no nos tienta a sacar a Bolsa a T-Mobile', admitió Sommer esta semana en el marco de la feria informática Cebit, en Hannover. Quiere decir: el presidente de Deutsche Telekom podría preferir retrasar hasta inicios de 2003 la operación, que debería arrojar en torno a 10.000 millones de euros.

La previsible ausencia de ingresos extraordinarios, según algunos expertos, incluso haría aconsejable renunciar del todo este año al pago de dividendos, cuyo coste para Deutsche Telekom asciende a cerca de 2.500 millones de euros. Ello, sin embargo, supondría un problema para el Estado alemán, aún mayor accionista al mantener un 43% en la compañía. El ministro de Finanzas, Hans Eichel, necesita de todos los ingresos disponibles para estabilizar unas cuentas públicas que ya de por sí amenazan con reventar el Pacto de Estabilidad. El impago de dividendos, además, pondría en entredicho la cada vez menor confianza en la compañía por parte de los tres millones de pequeños accionistas que hicieron de Deutsche Telekom el buque insignia del capitalismo popular alemán.

Enfrentada a recurrentes críticas por estas inciertas perspectivas financieras, Deutsche Telekom tiende a subrayar que, más allá de los costes del UMTS y de la expansión internacional, el negocio operativo marcha bien, como prueban unos beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (EBITDA), que aumentaron hasta los 15.100 millones de euros el año pasado, un 17% más que en 2000. De hecho, resalta sobre todo el despegue de la división de telefonía móvil, cuyas ventas el año pasado se incrementaron en un 40%, hasta los 14.600 millones de euros, pese a la cada vez más evidente saturación del mercado alemán. A través del control o participaciones mayoritarias en operadoras en Alemania, Estados Unidos, Austria, Reino Unido y varios países de Europa del Este, T-Mobile cuenta con 48,9 millones de usuarios.

Gracias sobre todo al proyectado crecimiento de la aún deficitaria VoiceStream, Deutsche Telekom pretende aumentar año tras año la internacionalización de sus ventas (27,3% del total, hoy día) y dar cada vez mayor peso a la telefonía móvil. Sommer, asimismo, quiere impulsar las divisiones T-Systems, que ofrece soluciones informáticas a grandes empresas y cuyo negocio hoy día supone cerca de una quinta parte de las ventas, y T-Online, la filial de Internet que, pese al éxito en la introducción de los accesos de banda ancha, hasta ahora sólo aporta en torno de un 2% de los ingresos. El tradicional negocio de la telefonía fija, en cambio, irá a menos, y en 2004 ya sólo deberá aportar un 40% de las ventas (48% en la actualidad).

Hasta ahí los planes. Mucho, sin embargo, depende de si Sommer podrá garantizar nuevas inversiones a través de una sustancial reducción de la deuda, y del éxito o fracaso del UMTS, que probablemente se pondrá en marcha a partir de finales de este año en Alemania.

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