La Fiscalía de Menores propone obligar a las madres a asistir a cursos de derechos humanos

La Fiscalía de Protección al Menor de Cataluña, que se encarga de supervisar las denuncias y el seguimiento de los niños en tutela o desamparo, ha elaborado un informe interno en el que describen los maltratos físicos y psíquicos que sufren niñas inmigrantes, algunas de origen magrebí, en las que la amenaza de 'venta' en matrimonio pactado con un hombre o familiar está presente en sus dramáticas experiencias. En algunos casos derivadas al intento de suicidio.

En este informe, remitido a José María Mena, fiscal jefe de Cataluña, se propone que las madres de éstas y otras niñas inmigrantes que maltratan a sus hijos o violan sus derechos fundamentales sean obligadas a asistir a cursos de derechos humanos, una práctica inédita en España pero que se lleva a cabo en países nórdicos.

'Sería una forma de comunicar a estas personas los derechos que tienen sus hijas y hacerles comprender que no se puede atravesar la barrera de los derechos humanos', señalan fuentes de esa fiscalía. La puesta en práctica de esta medida, contemplada como una sanción reeducadora para los progenitores, depende de una decisión de la Administración que escapa de la propia fiscalía, pero que se someterá a estudio.

Para Badia Bouia, de 38 años, marroquí licenciada en Derecho que trabaja como mediadora con inmigrantes en Mataró, localidad de 107.000 habitantes en Barcelona, obligar a las madres a asistir a cursos de derechos humanos es una buena idea siempre que sea una iniciativa de las autoridades.

Lo explica así: 'Si es de la mano de la fiscalía me parece bien y creo que funcionaría, pero esta iniciativa en manos de asociaciones u otros colectivos sería un fracaso. Necesitamos más tiempo para sensibilizar a las familias'.

Mentes cerradas

¿Por qué no funcionaría? Badia, ex trabajadora en un juzgado de Larache (Marruecos), responde: 'Es una buena idea para gente con mente más abierta, pero en estos casos hablamos de personas muy cerradas. La mayoría no lo aceptaría. Pensaría que se está abriendo una puerta muy cerrada e íntima de su vida personal. Es fundamental que sea una obligación para que funcione'.

Y añade: 'Si dijera que no hay malos tratos a niños y mujeres inmigrantes, mentiría. Yo estoy mediando en estos casos. Pero ya hay una luz. Hace un año se creó una asociación de mujeres y niños maltratados en Marruecos. Se lleva en silencio, pero existe'.