El enigma cumple años

Antoni Gaudí sigue siendo un enigma. En sus numerosas biografías, el arquitecto aparece vagamente retratado como un individuo extremo, entre el anticlericalismo y la devoción católica, la drogadicción y el ascetismo. Los libros lanzados al calor del aniversario sólo contribuyen a mantener el enigma. La biografía Gaudí. El arquitecto de Dios, firmada por Juan José Navarro Arisa, traza un perfil redundante del personaje a partir de conjeturas ('acaso en algún momento llegó a preguntarse si tras esa inmensidad, más allá de las estrellas, había un Dios. Nunca sabremos si llegó a hacerse esa pregunta, pero sí podemos imaginar con facilidad cuál fue su respuesta: la fe'), tópicos ('como todos los seres humanos, Gaudí necesitaba amar y ser amado') y desmentidos de las versiones más radicales destinados a presentar a un Gaudí genial y piadoso acorde con el arquitecto de Dios del título. Ante la dificultad de aportar algo novedoso, el libro deja ver un esfuerzo por ampliar el contexto de la biografía, sin embargo, errores como hacer coetáneo de Gaudí al británico Christopher Wren (anterior en 150 años) o tildar de expresionista al grupo neoplasticista holandés De Stijl cuestionan la información aportada.

Por su parte, en Gaudí. El arquitecto visionario la trayectoria del catalán aparece muy unida a Barcelona, y su autor, el francés Philippe Thiébaut, insiste en su deuda con Viollet-le-Duc. El libro, aunque anotado con referencias al entorno del personaje, sólo contiene información de las principales obras. Dado que se trata de una guía ilustrada, llama la atención que algunas imágenes (como la del interior de la Pedrera) se reproduzcan al revés.

Finalmente, Escritos y documentos es una recopilación, escrupulosamente editada, de buena parte de los escritos que han sobrevivido al arquitecto. Se trata de un libro oportuno, con algunas curiosidades (como la carta a un cliente en la que Gaudí afirma: 'Vivo de mi trabajo y no puedo dedicarme a proyectos que sean una vaguedad o un ensayo'), pero del que no puede decirse que sea imprescindible más que para los estudiosos, porque los pocos escritos que han sobrevivido a Gaudí son escasamente reveladores (recibos, certificados de obras o correspondencia profesional, como una carta a su ingeniero sobre el ruido que del ascensor de la casa Batlló). Lo mejor de este libro se encuentra en las notas en las que Laura Mercader traza la relación del arquitecto con cada uno de las personas mencionadas en sus escritos.

Con la cada vez más extensa bibliografía sobre Gaudí ocurre que todos los libros son necesarios y ninguno termina de resolver la papeleta. Así, para encontrarnos con el Gaudí místico nada como leer la versión de Joan Bassegoda, para acercarnos al más inquieto y anticlerical, la de Josep Pla, y para descubrir al ecologista, la de Gijs van Hensbergen, el más riguroso. De este modo, podemos elegir el color de la lente con la que mirar a este personaje histórico y legendario que parece condenado a vivir más cerca de la leyenda que de la historia.