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'Yo suprimiría el Estado social logrado en Europa'

El presidente de la Cámara de Diputados de la República Checa y líder del Partido Democrático Cívico (ODS), Vaclav Klaus, de 60 años, no tiene inconveniente en que se le califique de Margaret Thatcher checa. Sin pelos en la lengua, arremete Klaus contra la Europa de la economía social de mercado y reconoce que suprimiría las conquistas sociales europeas. Como primer ministro de la República Checa, entre 1992 y 1997, Klaus fue el artífice de la transición de la economía comunista hacia la de mercado. Klaus visitó días atrás Madrid, invitado por el Instituto de Empresa.

La entrada de la República Checa en la UE, según Klaus, 'representa la confirmación de nuestra normalidad, la legitimación de que somos un país democrático'. 'Esto es lo más importante. No esperamos la ayuda financiera o algo parecido. Esa legitimidad es lo más importante. El eslogan, después del cambio, en las calles de Praga era 'Vuelta a Europa' y eso tiene validez hoy día'.

'Las barreras están en la lógica de la UE. La Europa actual no es un país de la libertad'
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Para Klaus, de hecho, 'la UE ya está en Praga. Estamos abiertos del todo, al 100%. Por desgracia, no podemos decir lo mismo de la UE. Hay una simetría en contra nuestra. Los europeos están allí en todas las actividades imaginables. Sin limitaciones, sin dificultades. Por desgracia, no ocurre así a la inversa'. Sostiene Klaus: 'Las barreras están en la lógica de la UE y en la europeización, la regulación, la burocratización y la dirección central de la sociedad y la economía desde Bruselas. La Europa actual no es un país de la libertad [pronuncia la palabra en español]. Europa es una criatura con cabeza de Jano. Por un lado, la Europa de la apertura, de la liberalización, de la desregulación, de la libertad de movimientos de todo. Esa es una parte de la cabeza. Por desgracia, está también la otra cara: la regulación, la economía social de mercado, el estado del bienestar, el acervo comunitario con los diferentes niveles, y eso es otra cosa'. A la pregunta de si él suprimiría el estado social logrado en Europa, Klaus no se recata en responder: 'Políticamente, con certeza, sí; pero sé muy bien que no tengo fuerza suficiente para conseguirlo. Estoy seguro de que Europa no puede marchar en esa dirección por mucho más tiempo. Esto no funcionará por mucho tiempo más y eso lo vemos en la capacidad de competencia de Europa en diferentes ramas. No funcionará por más tiempo. No sólo contra Estados Unidos, sino con otros países'. Ante la objeción de que parece contradictoria esa postura con el deseo de ingresar en Europa, replica Klaus: 'Por desgracia, esa es la cabeza de Jano, los dos niveles, las dos caras. No se puede, por desgracia, comprar la una sin la otra. Es una complementariedad desfavorable para nosotros. Lo conocemos de la economía de la escasez de la era comunista. Había cosas diferentes para comprar y a veces había que comprar con un producto otro que no se quería. Tenemos que comprar Europa en su conjunto con la ideología europea'.

La cuestión de los sudetes, los tres millones de ciudadanos de origen alemán expulsados de Checoslovaquia al final de la II Guerra Mundial, no le parece a Klaus que vaya a obstaculizar el ingreso en la UE, porque este asunto 'hasta hace unas semanas, estaba debajo de la superficie y es algo nuevo, de los últimos días. No es lo más importante, ni la dificultad. La entrada a la UE es algo normal, que todos esperan. Nadie está en contra'. Niega Klaus que él exija la confirmación de los decretos de Benes, que impusieron la expulsión de los sudetes, en el tratado de adhesión a la UE: 'Eso es un esquema de los periodistas y del Gobierno de Baviera. Nunca lo dije. Yo dije que tenemos que buscar incluir algo en las actas del tratado de ingreso, la confirmación de nuestra identidad, de nuestra frontera, que la frontera y la situación en las regiones próximas a Austria y Alemania no se pueden esperar o temer ninguna modificación tras el ingreso en la UE'. A una nueva pregunta sobre el tema de los sudetes, Klaus corta tajante: 'No tengo ningún interés en realizar una entrevista sobre los sudetes aquí en Madrid. No aceptamos que esa sea la cuestión más importante del debate'. La reciente anulación de la visita del canciller alemán Gerhard Schröder a Praga, por las diferencias sobre los sudetes, según Klaus, 'es para mí una cuestión relativamente marginal. Fue una reacción a ciertas declaraciones de nuestro primer ministro en Austria'.

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