Promesas rotas

Cuando los líderes europeos se reúnan en Barcelona (...), sus anfitriones españoles deberían llevarles a ver la iglesia de la Sagrada Familia. La obra maestra inacabada de Gaudí es un triunfo de la aspiración sobre la ejecución. Lo mismo puede decirse de la economía europea.

Hace dos años, en Lisboa, la UE prometió convertirse en la economía más dinámica y competitiva en el 2010. (...) Los líderes europeos establecieron una agenda inequívocamente liberal. Europa contempló una oleada de liberalización y recortes fiscales. Luego, el proceso de reformas se estancó. (...)

Sería injusto decir que no ha habido progresos. En muchos países de la UE, crear una empresa es ahora más rápido y barato de lo que era hace pocos años. Existe un consenso intelectual más fuerte que antes respecto a que (...) debe suprimirse lo que desincentive el empleo. Pero estos pequeños triunfos suponen poco cuando se comparan con el retraso en la desregulación del mercado laboral y en la integración de los mercados de servicios y capitales. (...)

En Barcelona, la UE debe volver a centrar su atención en las prioridades más importantes. Es esencial un avance fundamental en el tema de la energía. Un compromiso por el que Francia abriera sus mercados de gas y electricidad para los usuarios comerciales (...) sería al menos un paso hacia delante. (...) La reforma económica europea es un proceso lento y prolongado. Pero si los Gobiernos quieren conservar su credibilidad, deben mantener sus promesas.

Londres, 12 de marzo