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Camacho admite su buena relación con altos cargos de la CNMV

Declara que trató con Giménez-Reyna sobre Gescartera desde 1992

Antonio Camacho, dueño de Gescartera y el único de los imputados en la estafa en prisión preventiva, ha apuntalado su estrategia de defensa en la pretensión de que todos a su alrededor estaban al tanto del curioso funcionamiento de la empresa. Mantiene que desde la etapa de Bolsa Consulting, en 1992, trataba con Enrique Giménez-Reyna sobre Gescartera. Y destaca que 'se hizo amigo' de la cúpula de la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) y decidió regalarles 'el detalle navideño' por el buen trato y la escasa sanción que le impusieron.

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El argumento de que todo se perdió por una mala gestión y que el cerebro de Gescartera era, en realidad, José María Ruiz de la Serna, su número dos, fue ya esgrimido por Camacho en su declaración de agosto. Ahora, el principal imputado en el caso Gescartera ha añadido una moderada estrategia del ventilador: todo el mundo estaba al tanto de las dificultades de la empresa, a excepción de su novia, Laura García Morey, y de la presidenta de Gescartera, Pilar Giménez-Reyna, y no se explica cómo nadie, sobre todo la CNMV y la auditora Deloitte&Touche, no se percataron antes.

Estaba al tanto, incluso, Enrique Giménez-Reyna, aunque el dueño de Gescartera evita apuntar directamente en su contra. Así, Camacho sólo le dijo a la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios que 'no entiende por qué el señor [Enrique] Giménez-Reyna dijo que le conocía poco, si hasta conocía a Laura', su novia, y comía asiduamente con él 'tanto cuando era abogado como cuando era director general de Tributos'. Eso sí, 'nunca' habló con el ex secretario de Estado de Hacienda del 'desfase patrimonial, pero sí de temas de Gescartera'. ¿Desde cuando? Prácticamente desde simpre, según Camacho, pues ya trataba con él cuando la CNMV impuso a Bolsa Consulting (antecesora de Gescartera) una multa de 128 millones de pesetas por captar dinero sin autorización. Pero cada vez que las preguntas incidían sobre el grado de conocimiento que Giménez-Reyna tenía de la situación de Gescartera, Camacho desviaba el tiro para decir que sólo le preguntaba porque sabía que era una 'buen fiscalista'.

Dirigió esa misma estrategia de ventilador contenido al referirse a la CNMV. A la pregunta de si 'tuvo trato personal con miebros de la CNMV a raíz de algún expediente', respondió que 'conoció personalmente a Pilar Valiente, Luis Ramallo, Antonio Alonso Ureba, David Vives y Antonio Botella', que 'a medida que los iba conociendo les iba metiendo en la lista de regalos navideños', pero que en esa lista nunca incorporó ni a Vives ni a Juan Fernández Armesto. ¿Por qué unos sí y otros no? Porque se alegró mucho de la escasa sanción impuesta por la CNMV y 'quedó a comer con ellos cuando se cierra el expediente y se impone la sanción, antes no'. Es más, añadió en su declaración del 1 de marzo, 'sólo se hizo amigo de ellos cuando se cierra el expediente' por que él les dio 'las gracias' pues en la CNMV conocían perfectamente la operativa de Gescartera, incluso las operaciones intradía, que le explicaron a Antonio Botella.

Entre las preguntas que Camacho evitó responder en su última declaración destacan todas las que se referían a las millonarias pólizas de crédito abiertas a su nombre en el HSBC. La juez pretende aclarar en qué se utilizaban estas pólizas de crédito: una de ellas abierta en 1994 por importe de sólo 16 millones de pesetas pero que se fue ampliando y en 1998 ya era de 750 millones de pesetas, y otra de 750 millones de pesetas formalizada en julio de 1999 a nombre también de Camacho. Para ello pidió primero al Banco de España 'información sobre movimientos de capitales en el extranjero entre el 1-1-1995 y el 31-12-2001' realizados por personas físicas y jurídicas del entorno de Gescartera. Ya ha recibido esa información, ha reclamado al HSBC información sobre esas pólizas y tiene previsto llamar a declarar a los cuatro empleados del HSBC que figuran como apoderados de Camacho en la póliza de crédito de julio de 1999.

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El motivo es que la póliza de crédito cubría compras de acciones por parte de Camacho y, aparentemente, éste también seguía aquí el sistema de compras intradía: es decir, ordenaba comprar y vender el mismo día el mismo valor y realizar la operación contraria tras una subida o bajada de un determinado porcentaje, con lo que lo que se ganaba por un lado se perdía por el otro.

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