No todas somos las García
Cambiamos de moneda, pero no cambiamos de sociedad. El Ministerio de Economía y Hacienda nos quiere hacer llegar a todos, y muy especialmente a todas, la información de que en los otros países europeos también se puede pagar con euros.
El bombardeo mediático e informativo que hemos sufrido sobre el euro los últimos meses creo que ha llegado por igual a hombres y mujeres.
Pero el ministerio no parece pensar lo mismo cuando, para anunciarnos que el euro ya es una realidad en todos los países europeos, nos presenta el último episodio de 'Los García somos todos'.
En la taquilla de un museo, una pareja española, otra italiana, otra alemana y otra francesa repiten cada uno la siguiente escena: el hombre de la pareja llega con dinero en mano y pide dos entradas, por supuesto, es el que tiene cualificación para realizar tan difícil tarea; acto seguido, la mujer de la pareja hace la inteligente pregunta de si en los otros países también se paga con euros; y por último, el hombre responde a tal duda sin inmutarse, como si responder e informar a su ignorante mujer fuera lo más normal del mundo, y, sin dudar un segundo, contesta que por supuesto.
Exacto, por supuesto, ¿o no lo sabían ustedes? Él, ellos, sí que han entendido el cambio que ha traído el euro y también el que no ha traído.
Si la publicidad se ciñese a una pareja española de cierta edad todavía podría pensarse que esa diferencia de entendimiento y de funciones aún fuese el reflejo de los índices de alfabetización tan bajos que las mujeres tuvieron durante el franquismo y del papel secundario con respecto a los hombres, que no sólo la sociedad, sino también la ley franquista reservaba a las mujeres. Pero puesto que la publicidad del ministerio cruza los Pirineos y nos presenta la misma relación entre parejas de países como Francia, donde la población femenina lleva décadas cien por cien escolarizada y ocupando puestos de responsabilidad en los ámbitos público y privado, he de pensar que la ignorancia no parte de las mujeres que muestra el anuncio, sino del propio ministerio.
Y no sólo porque las mujeres no son tan tontas como esta institución cree, sino porque mantener de forma gratuita los estereotipos de género sólo ayuda a que la sociedad española siga teniendo los índices más bajos de población femenina ocupada de toda la UE, una de las presencias más bajas de mujeres en puestos de responsabilidad y uno de los más altos índices de violencia doméstica. Gracias al ministerio por colaborar con la igualdad de derechos y oportunidades entre la mujer y el hombre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.