'El 'caso Gescartera' no me ha afectado políticamente'
Da la impresión de que Rodrigo Rato está cada día más interesado en hablar de política, a secas, y no sólo de política económica, como en otras ocasiones. El vicepresidente segundo del Gobierno se siente animado y en forma.
Pregunta. ¿Es cierto que Rajoy le hizo una broma sobre el ministro Cabanillas y que eso provocó su ataque de risa en la rueda de prensa del Consejo de Ministros?
Respuesta. Nos reíamos de una tontería. No tenía nada que ver ni con la rueda de prensa, ni con el Gobierno, ni con Pío, ni con Tánger. Fue una risa un poco boba, pero que no podía parar. Una de esas bromas que contadas luego al resto de los mortales no les hace gracia.
P. Dio la impresión de que Cabanillas estaba mosqueado.
'Contra lo que dice el PNV, se pueden prohibir ideologías. Estamos continuamente prohibiéndolas. Si no, ¿qué hace el señor Milosevic en La Haya?'
P. '¿Las actividades empresariales de su familia pueden afectar a su futuro político o decidirle a no ser candidato?' R. 'No lo creo'
'Hay que reconocer que Jordi Pujol será uno de los políticos catalanes más importantes no ya del siglo XX y del siglo XXI, sino probablemente durante más tiempo'
R. Bueno, siempre que estás con otras personas y ellas se ríen y tú no... pues es lógico que te preguntes de qué se ríen. No fue muy adecuado, pero tampoco creo que sea tan grave como para ser objeto de una nota de la oposición.
P. Acabó el congreso de su partido, quedó claro que usted, Rajoy y Mayor Oreja son los candidatos del PP para suceder a Aznar...
R. ¿Creen que quedó claro que hay tres candidatos?
P. ¿Tampoco está claro eso?
R. Puede resultar que no seamos ninguno de los tres. Ha sido una simplificación de la prensa, que no está basada en ninguna decisión formal, ni colectiva ni nada parecido. Hasta el verano de 2003, todo es especulativo.
P. Pero ustedes tres son políticos adultos, experimentados. Resulta un poco raro verles dudar a estas alturas si desean ser candidatos o no. Mayor Oreja ya ha dicho que si se lo ofrecen, aceptará, pero usted sigue sin aclarar su posición. Parece simple, ¿usted quiere ser presidente del Gobierno o no?
R. Hay gente que ha dicho que sí aceptaría y gente que ha dicho que no ha tomado una decisión y que no era su plan inicial, que sería más bien mi caso. ¿Por qué decidirlo ahora?
P. Porque se supone que es un trabajo importante y que nadie decide en el último minuto.
R. Pero es como si me preguntan ahora: en las próximas elecciones generales, si no eres el candidato y el Gobierno fuera del PP, ¿qué papel te gustaría jugar? Pues tampoco lo he pensado.
P. ¿El caso Gescartera ha afectado a su carrera política?
R. No lo parece. Y no sólo yo lo considero así. En el caso Gescartera, yo tuve que responder porque era el ministro de Economía. El Gobierno no tenía relación directa con el hecho, pero políticamente era lógico que me preguntasen a mí por una estafa financiera y por la actuación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Yo era la persona responsable en ese sentido. Otra cosa es que no haya tomado decisiones que me hayan hecho responsable directo del caso, ni ninguno de mis colaboradores directos.
P. ¿Las dificultades empresariales de su familia pueden decidirle a no ser candidato? Se ha comentado que en algún momento pensó en dejar la política porque su familia necesitaba que se hiciera cargo de la empresa familiar.
R. Pues no lo hice.
P. Las actividades empresariales de su familia, ¿pueden afectarle políticamente en el futuro?
R. No lo creo
P. ¿Cree que las relaciones entre políticos se tensan de una forma absurda?
R. Absurdamente, no. Lo que puede parecer es que algunos debates no merecen la pena. Pero absurdamente, no. La oposición ve lejos la victoria...
P. La pregunta estaba relacionada con el Gobierno. ¿Es lógico que el presidente Aznar se niegue a recibir al jefe de la oposición?
R. Bueno, eso entra dentro de los juegos, con mayúsculas, de estrategia política de comunicación de Gobierno y oposición...
P. La experiencia de otros países, por ejemplo EE UU, dice que cuando el jefe de la oposición pide una entrevista, la reunión se celebra inmediatamente.
R. ¿Seguro que le recibe? ¿Aquí hay una petición formal?
P. Sí. Parece que el jefe de la oposición quiere hablar sobre la lucha antiterrorista.
R. En los temas de terrorismo y en lo relacionado con la política vasca, efectivamente nosotros estamos teniendo algunas decepciones por parte de Rodríguez Zapatero. Quizá esa 'no entrevista' es una precaución para que eso no llegue a mayores.
P. ¿Están preocupados por el Pacto Antiterrorista?
R. No, no. Estamos preocupados porque creemos que es bueno que el Partido Socialista de Euskadi y de España tengan una posición concreta y no cambien de opinión y de declaraciones cada 24 horas. Para ambigüedades ya tenemos suficientes con las declaraciones de algunos dirigentes del PNV. Es verdad que todos los políticos recurren a las ambigüedades, y está bien cuando se trata de situaciones en que son aceptables. Pero no es el caso del País Vasco. Nos preocupa la confusión de una parte del PNV respecto al diálogo y a la teoría de que no se pueden discutir las ideologías de los demás. El diálogo democrático debería plantearse como un diálogo que llegue a una conclusión concreta, pero hay ideologías que no son compatibles con la democracia.
P. ¿El nacionalismo no es compatible con la democracia?
R. No hablo del nacionalismo. Es perfectamente compatible con la democracia. El mundo está lleno de partidos nacionalistas que han construido democracias. No, me refiero al racismo, el estalinismo, la violencia. Eso no es compatible con la democracia. Eso son rasgos de Batasuna. Y es imprescindible que el PNV lo reconozca. He escuchado este lunes unas declaraciones del señor Ibarretxe, según las cuales las ideologías no se pueden prohibir, que me han preocupado mucho. Estamos continuamente prohibiendo ideologías. Si no, ¿qué hacemos con el señor Milosevic en La Haya?
P. Quizá Milosevic no esté en La Haya por su ideología, sino por acciones concretas.
R. Nosotros tenemos unas reglas democráticas que afirman que los partidos que tienen una teoría y una práctica totalitaria y de no condena de la violencia son contrarios a la democracia. Y tenemos que defendernos de ellos. Con la ley en la mano, pero defendernos. Y a mí me parece que eso hay que exigírselo al PNV previamente a todo lo demás. Eso es imprescindible.
P. ¿Acusar de deslealtad al partido socialista va a ayudar a los concejales amenazados?
R. Yo no he acusado de deslealtad al PSOE.
P. Su partido, sí.
R. Cuando pedimos responsabilidades, no es a los socialistas que están de concejales en el País Vasco; se las pedimos a sus líderes, que deberían ser consecuentes con una política coherente allí. Estamos escuchando continuamente a personas que dicen que quieren mantener una posición de equidistancia en el País Vasco. Eso nos suena a muy oído.
P. Si usted fuera presidente del Gobierno, ¿le ofrecería a CiU que entrara en su Gabinete?
R. El compromiso de CiU con la gobernabilidad de España es muy claro. El grado de autogobierno al que se ha llegado en Cataluña es ya tan amplio que para plantear ahora una estrategia de futuro tienen que discutir de la existencia o no de un representante del Estado central, por decirlo así, en Cataluña. Cuando el futuro se plantea en esos términos, significa que el autogobierno está satisfecho. CiU puede jugar un papel en la gobernabilidad de España, no como un apoyo parlamentario, sino con una contribución directa al Gobierno. Y una parte importante de la sociedad catalana está de acuerdo con nosotros.
P. ¿Puede CiU elegir el momento para incorporarse?
R. La oferta esta ahí. Ellos han contestado que ahora no la ven interesante. Hay que reconocer que Jordi Pujol será uno de los políticos catalanes más importantes no ya del siglo XX y el siglo XXI, sino probablemente durante más tiempo. Durante su mandato, Cataluña ha conseguido una realización de su autogobierno espectacular y muy positiva. Nosotros creemos que hay un paso más allá. CiU plantea que ese paso es que no haya representación del Estado en Cataluña, partiendo de que la Generalitat es parte de ese Estado. A nosotros, eso nos parece alicorto. Independientemente de la satisfacción que le dé a un presidente autonómico que no haya delegado del Gobierno, el Estado central tiene sus responsabilidades.
P. CiU quiere participar en las negociaciones de la UE cuando afecten a temas propios. ¿Es tan imposible aceptar su idea?
R. Según mi experiencia en el consejo Ecofin, los interlocutores en la UE siempre han sido los Estados.
P. Eso no quiere decir que cada Estado se haga representar de la misma forma.
R. Lo relevante será ver cómo se conforma la posición española, no quién representa al Estado. Los funcionarios que deben representar al Estado son los del Estado. No veo necesidad de cambiar eso. Lo importante es lo otro. Y hoy día, para conformar la voluntad española a la hora de discutir, por ejemplo, la fiscalidad de los no residentes, hay un órgano que convoca el secretario de Estado de Relaciones con Europa donde están representadas las comunidades autónomas y donde se discuten los temas que pueden afectarles.
P. ¿Aceptaría usted discutir un cambio en la manera en la que se conforma esa posición española?
R. La discusión la acepto, pero yo tengo mis propios argumentos. Y está claro que el representante es el Estado español. El nacionalismo vasco quiere confundir y hacer creer que no existe el Estado español y que sólo ellos representan a los vascos. No coincidimos. No hay más que ver quién decide sobre el Concierto Vasco: el Parlamento de Madrid.
P. ¿Cuál es su idea de Europa?
R. Europa hoy ya está bastante conformada. La propia existencia del euro indica que estamos en un proceso acelerado de integración. Pero no es la integración de un Estado federal, sino una integración de Estados. En Europa hay un núcleo duro muy importante, que es el euro, con la traslación de soberanía que supone.
P. Pero pueden entrar nuevos países en el euro.
R. De momento, las cosas son como son. Cuando haya 25 países en el euro, no sé lo que pasará. Ahora el núcleo central es el euro y por ahí tenemos que trabajar. No es incompatible con que los países no euro tengan su papel.
P. ¿Con la ampliación va a funcionar ese modelo?
R. Ésa es la pregunta que se hace todo el mundo. Hasta qué punto algunas reformas no deben preceder a la ampliación. Es un tema muy difícil. En teoría, lo lógico sería que los Quince se enfrentaran a estos problemas cuando son 15. Pero la práctica política indica que las cosas se deciden cuando deben decidirse. Tenemos un presupuesto hasta 2006, que fue muy difícil de negociar, y no hay una gran presión política para plantearse problemas antes de esa fecha. Y entonces, probablemente, seremos ya más. España no tendría problemas en anticipar el debate, pero no estoy seguro de que otros países estén dispuestos.
P. Con ese presupuesto, ¿se puede realizar la ampliación?
R. Sin reformas políticas, no. Sin reformas de gastos y de ingresos, no.
P. ¿Se va a plantear este asunto en la cumbre de Barcelona?
R. No. En Barcelona hablaremos sobre todo de las reformas estructurales.
P. ¿Se va a avanzar en la apertura del sector energético, pese a que sólo existe un acuerdo parcial con Francia?
R. No lo considero un acuerdo parcial. Desde la cumbre de Estocolmo hasta ahora se ha avanzado mucho. De Barcelona es posible que salga una fecha relativamente próxima para la liberalización del 60% del mercado del gas y eléctrico. Esto tiene una trascendencia espectacular, por lo que puede suponer de alianzas empresariales transnacionales. Se plantea también una liberalización del transporte aéreo y de mercancías en ferrocarril, más un ambicioso paquete de reformas en el sistema financiero. Y también una importante filosofía de reforma del mercado laboral para hacerlo más eficiente.
P. ¿Sólo una filosofía?
R. No, claro que no. Se plantean reformas que afectan a la fiscalidad, las prestaciones sociales para incentivar la búsqueda de empleo, la negociación colectiva, la movilidad o la necesidad de alargar la vida laboral.
P. ¿Cómo se incentiva la búsqueda de empleo?
R. En España, una persona que pierde su empleo y si tiene menos de 45 años, el 60% lo encuentra en los primeros tres meses. Esa cifra para personas de más de 45 años es mucho más baja. Y más si se trata de personas con poca formación. El problema es que, en muchos casos, trabajar no supone ganar más dinero.
P. ¿Está hablando de recortar el seguro de paro?
R. No. ¿Por qué no vamos a fórmulas que hagan rentable coger un empleo? En eso es en lo que estamos. Hay otros caminos en la dirección de definir mejor las ofertas de empleo; es decir, qué ofertas puedes rechazar, aunque con unos límites y relacionado con la formación. Hay también fórmulas para incentivar la movilidad, porque el desempleo está muy localizado en España.
P. Los empresarios le piden que baje las cotizaciones sociales.
R. No lo vamos a hacer de forma generalizada, aunque sí selectiva. Por ejemplo, para mujeres que acaban de tener un hijo. Durante dos años no habrá que cotizar.
P. España tiene el doble de inflación que Francia o Alemania. ¿Qué cara ponen cuando les insiste en que hay que liberalizar más?
R. Pues no me ponen ninguna cara, porque lo que les gusta es nuestro crecimiento. Es mejor tener una inflación del 2,5% y un crecimiento del 3%. No creo que la diferencia de precios esté basada en las liberalizaciones. Es un problema, sobre todo, de demanda. Nosotros estamos entrando en nuestro quinto año de crecimiento y hay países que no son capaces de aguantar dos años seguidos. Nuestras rigideces están más bien en el funcionamiento del sector público. Hay un proceso lento en la justicia, un proceso lento en la administración, en el urbanismo.
P. ¿En qué se basa para decir que vamos a salir pronto de la desaceleración?
R. En el primer trimestre estamos creciendo un 2,3%, más o menos igual que a finales de 2001. Si hay, como se espera, una recuperación del comercio mundial en la segunda parte del año, algunas de las previsiones sobre el crecimiento de la economía española para este año se van a tener que revisar, y a lo mejor no las del Gobierno.
P. La caída de las ventas de coches indica que, pasado el efecto del dinero negro aflorado con el euro, puede haber un bajón en el consumo, e igual puede pasar en la construcción.
R. Después de enero, el consumo sigue fuerte. Y se siguen firmando hipotecas. Es una cuestión de expectativas, y las relativas al empleo no son malas. Además, es que los españoles, de forma razonable, se fían de la política económica del Gobierno.
P. Los tipos de interés están bajos, pero esta situación también puede cambiar, ¿no cree?
R. Yo sólo creo lo que me dicen las curvas de tipos. Y dicen que están aumentando ligeramente, como consecuencia de que el dinero está saliendo de la renta fija y está volviendo a la Bolsa. Y porque los mercados empiezan a descontar una reactivación y consideran que las políticas monetarias van a responder a eso en el medio plazo.
P. ¿Y el euro?
R. El euro tiene que ver con el potencial de crecimiento de la economía. Y los mercados han acertado. La economía americana ha sufrido menos recesión que la europea. Es lo que nos decían en el otoño, pero nadie lo creía, incluido un servidor, que me fiaba de los expertos.
P. ¿Deben cobrar las mujeres menos pensión?
R. Ésa fue sólo una frase mal interpretada y ha sido rectificada.
P. ¿Está justificada la advertencia de Bruselas sobre las pensiones cuando la Seguridad Social española tiene superávit?
R. Lo que Bruselas discute con nosotros es la sostenibilidad del sistema público no hasta 2015, sino más allá. Y lo que nosotros creemos es que en sus cálculos no tienen en cuenta, por ejemplo, el tema de la inmigración. Lo relevante es que hemos tomado medidas para alargar la vida laboral y para dotar el fondo de reserva de las pensiones, de forma que ya en 2002 llegue al 1% del PIB. Además, España no tiene unas pensiones públicas muy altas. Sólo hay un problema de natalidad y de empleabilidad, porque nuestra tasa de actividad es baja.
P. ¿Bajará el impuesto sobre la renta aunque se mantenga la desaceleración?
R. La del IRPF es una reforma estructural que en el año 1999 generó crecimiento económico. Lo mismo que va a ocurrir en 2003. No es una reforma que se haga en función de la coyuntura.
Un político potente e influyente
RODRIGO RATO ES UNO de los políticos más potentes del Gobierno y del PP. No necesita padrinos y se dice que es de los pocos que mantiene una relación de igual a igual con Aznar. Tiene una gran influencia en el PP, donde se teme su carácter a veces algo despectivo, pero se agradece su extraordinaria dedicación en épocas duras y se admiran sus dotes parlamentarias. En esta entrevista se mostró en buena forma. Sólo torció algo el gesto cuando se bromeó con la comparación que hacen algunos diputados entre los tres candidatos del PP a la presidencia del Gobierno y los tres finalistas 'de la academia': ellos también tiene que esforzarse mucho. Más en serio, no parece estar preocupado por la marcha de la economía ni por la situación del sistema financiero español. El caso de la empresa estadounidense Enron, la mayor quiebra de la historia, ha levantado la tapa que ocultaba un pozo de corrupción y engaños a los accionistas. ¿Puede esto ocurrir en España? La presunta utilización de información privilegiada en el caso Alierta, la corrupción política en Gescartera o la indemnización al ex co presidente del BSCH José María Amusátegui sin publicidad ¿revelan los fallos del sistema? Rato pide que no se saquen las cosas de quicio. Hay diferencias y la más importante es que 'en estos casos han sido los organismos reguladores quienes los investigan, mientras que en el de Enron, como se suele decir, se enteraron por los periódicos'. Además, 'la legislación europea y española sobre normas contables es más estricta que la norteamericana y nosotros estamos satisfechos'. Tampoco inquieta el nuevo mapa financiero, donde sólo han quedado dos grandes banqueros. 'Antes había dos bancos y ahora sigue habiendo dos', replica. El Tribunal de Defensa de la Competencia, añade, no encuentra que exista una entidad dominante que distorsione la libertad de mercado. Aduce que el Gobierno prohibió por ley que entidades financieras puedan tener intereses cruzados en el sector de telecomunicaciones y el financiero. 'Eso lo hemos hecho nosotros y nadie más. Ya veremos si otros lo mantienen', dice desafiante.
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