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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El médico y la policía

Soy médico especialista en Anatomía Patológica del Hospital Virgen Macarena. En la mañana del domingo 24 de febrero, a las 11.00 horas, y estando de guardia localizada, fui requerido para una urgencia en el hospital (en concreto un estudio biópsico intraoperatorio). Al salir de mi domicilio en el barrio del Porvenir, y sabiendo que en ese momento se estaba desarrollando la maratón por la ciudad, me dirigí al agente de la Policía Local que regulaba el tráfico en el cruce de Manuel Siurot con Cardenal Bueno Monreal para solicitarle permiso para atravesar Manuel Siurot y la avenida de La Palmera (al estudiar el plano de la carrera, previamente, vi que ésta no afectaba a la zona de Tablada y, por tanto, podría acceder al hospital por la SE-30). El agente me indicó que no era posible atravesar la carrera a pesar de mis explicaciones, desviándome en sentido inverso hacia General Merry. Así lo hice y tampoco allí me permitieron el paso, desviándome esta vez por el barrio del Tiro de Línea para salir a la avenida de la Paz.

Imagínense el atasco circulatorio que había en esta avenida. Ante mi desesperación decidí circular por el carril opuesto y al llegar al cruce entre dicha avenida y la calle General G. Herranz me bajé del vehículo y me dirigí a un cargo superior de la Policía Local que allí se encontraba. Tras relatarle brevemente lo sucedido hasta entonces, no sólo tuve que esperar que diera paso a los vehículos que venían de la avenida de la Paz sino que, además, soporté oír estas frases: 'A ver si se cree que es usted el único médico que hay en Sevilla' o 'usted no es personal cualificado para atravesar la carrera'. El resto del camino fue horrible (José Laguillo cortado, segunda ronda colapsada,...). Tardé en llegar al hospital 75 minutos, menos mal que no fue 'tarde' para el paciente.

Ante todo este cúmulo de despropósitos y de falta de profesionalidad de quienes tienen que velar por los intereses de la ciudadanía, me veo con la obligación moral de comunicar lo sucedido. Todo esto en una ciudad que presume de ser una gran organizadora de eventos deportivos.

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