'En la UE, el viento sopla hacia la derecha'
A sus 77 años, Mario Soares se resiste a abandonar la política, actividad a la que ha dedicado toda su vida. Pero el ex primer ministro y ex presidente de Portugal, actualmente diputado en el Parlamento Europeo, se muestra reacio a hablar sobre la actualidad política de su país, especialmente en periodo electoral, y se le nota más cómodo hablando del futuro de Europa o de la globalización. Sin embargo, se niega a aceptar como segura una victoria del Partido Social Demócrata (PSD, de centro-derecha) sobre sus correligionarios del Partido Socialista (PS) en las elecciones del próximo 17 de marzo y critica la promesas de reforma fiscal efectuadas por el candidato conservador a primer ministro, José Manuel Durao Barroso.
Pregunta. ¿Es posible que el rumbo político cambie en Portugal y la derecha gane las elecciones, como ya ocurrió en España e Italia?
Respuesta. Hay un viento que sopla hacia la derecha en Europa, no sólo en España y en Italia, sino también en Dinamarca y otros países nórdicos. Esto también es consecuencia de la situación en EE UU y de la situación internacional. El resultado de las elecciones portuguesas está abierto y no se puede decir anticipadamente que vaya a suceder lo mismo en mi país. En estos momentos los sondeos dan ventaja al PSD, pero pequeña.
P. ¿Cómo es posible cambiar ese viento que sopla en Europa?
R. Habrá de pasar algún tiempo. El neoliberalismo ha creado muchos problemas al mundo y no es capaz de resolver los grandes desafíos mundiales. En estos años de neoliberalismo no se ha podido resolver el problema de la pobreza, los problemas ambientales, ni luchar contra el crimen organizado internacional o el narcotráfico. El mundo está desorganizado, sin reglas, y es indispensable caminar hacia una globalización con sentido ético, con reglas distintas a las del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
P. El PSD ha prometido bajar los impuestos en un momento en que Portugal tiene dificultades para controlar su déficit público. ¿Podrá cumplir esa promesa?
R. Creo que si eso sale adelante, habrá muchas dificultades para mantener los criterios de convergencia europea. Pero no me gusta mucho hablar de política portuguesa en el extranjero, ni tampoco hablar de problemas electorales y partidistas. Soy ex presidente de la República, y como tal debo mantener cierta reserva sobre los problemas, sobre todo en periodo electoral.
P. ¿Qué resultados espera de la Convención sobre el futuro de Europa?
R. Espero que haya una participación de los ciudadanos europeos y que se cree una verdadera ciudadanía europea, para que usted no sea sólo español, sino que sea europeo y después español, y yo sea europeo y después portugués, y todos los demás, también. Si hubiera una ciudadanía europea, sería posible avanzar y hacer de Europa una potencia. Para ello es preciso tener una Constitución propia, una unidad política y una Europa federal que no represente sólo los Estados, sino a los pueblos, como dice el propio Tratado de Maastricht.
P. ¿Cambiarán las relaciones entre España y Portugal con una victoria del PSD?
R. Creo que no. Las cuestiones ideológicas nunca condicionaron las relaciones bilaterales. Hay un buen entendimiento entre José María Aznar y António Guterres, igual que lo había entre Felipe González y Aníbal Cavaco Silva. Hoy tenemos un mercado integrado, posiciones comunes en Iberoamérica y dentro de la Unión Europea no hay grandes diferencias estratégicas.
P. Parece que los retrasos en la organización de la Eurocopa de fútbol de 2004 se ha convertido en un asunto político candente y arma arrojadiza electoral. ¿Podrá Portugal albergar el campeonato?
R. Es un problema originado por un conflicto entre el alcalde, del PSD, Rui Rio, y el presidente del Oporto, Pinto da Costa, a propósito de la construcción del estadio para el año 2004. Pienso que es un problema que va a solucionarse porque Oporto no se va a quedar sin estadio y es obvio que 2004 se va a celebrar sin ningún problema. El presidente de la República ya ha intervenido y estoy seguro de que habrá una solución. Personalmente, me interesan muy poco los problemas del fútbol.
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