_
_
_
_
_
Reportaje:La gran final de la Copa del Rey | FÚTBOL

'Tengo poco carácter'

Enganchado a su conexión con Diego Tristán, Valerón alcanza en el Deportivo la cima de su carrera

Xosé Hermida

Juan Carlos Valerón se sentía ayer como si fuese a jugar un partido cualquiera de la Liga. 'Sigues la rutina de siempre y tampoco notas gran diferencia', comentaba con cierta despreocupación el centrocampista del Depor, una de las grandes sensaciones del año. 'Hasta llegar al estadio y ver las gradas, no me daré cuenta de que es una final. Por ahora me siento tranquilo. Ya veremos cuando llegue el momento ...'. Valerón parece que naciera agarrado a una sonrisa que ya nunca le abandonó. Así se dibuja el rostro de un tipo apacible que ha alcanzado en el Depor la cumbre de su fútbol y al que no le importa reconocer los defectos que comúnmente se le achacan: un carácter blando y una cierta intermitencia en sus apariciones.

Más información
Duelo de reyes
El Depor sopla las velas del Centenario (1-2)
Encuesta:: ¿Quién cree que ganará la Copa del rey?

Haga lo que haga a partir de ahora, Valerón, el chico de aspecto lánguido y de fútbol exquisito, ya ha dejado en esta campaña varios recuerdos imborrables. Especialmente, dos partidos: uno en Manchester, en octubre, y otro frente al Juventus, la pasada semana, que impresionaron incluso a sus propios compañeros. 'Si Valerón estuviese en el Madrid, se hablaría más de él que de Zidane', aventuró el pasado lunes el argentino Duscher, fascinado con el juego del canario.

'No sé si será mi mejor temporada, pero seguramente es la más regular', dice el propio Valerón. Y sin necesidad de preguntarle, confiesa de inmediato: 'Yo soy consciente de que sigo siendo un jugador irregular, pero trato de mejorarlo. No sé por qué me ocurre. No siempre es fácil mantener la chispa y el ritmo. Hay otros jugadores de mis características a los que le pasa lo mismo. Pero la experiencia me está ayudando a superarlo'. Desde pequeño, Valerón siempre ha escuchado el mismo consejo: 'Chaval, te hace falta un poco más de mala leche'. 'Ya sé que tengo poco carácter', admite de nuevo. 'Pero es difícil cambiar la forma de ser. Y yo estoy muy contento de ser como soy. No me parece que eso del carácter sea lo más importante para jugar al fútbol'.

Lo verdaderamente importante para Valerón se resume en una divisa que tiene muy presente: 'Buscar mucho el balón y dar buenos pases a los compañeros'. Si hay un defecto que no se pueda achacar al centrocampista canario es el egoísmo. A veces, su generosidad hasta puede convertirse en un problema: en la misma boca de gol, su mirada siempre busca un compañero. De ahí que en toda su carrera la figura de Valerón haya aparecido ligada a la de un socio de florituras: en el Atlético era Kiko; en la selección, Guardiola, y ahora en el Depor, Tristán, con quien ha compartido los momentos estelares de la temporada. En un vestuario donde se apiñan grandes egos, Valerón, el futbolista sin mala leche, resulta casi un bicho raro.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_