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Reportaje:Raíces

Un recorrido por los pueblos jiennenses

Gaspar Sánchez recoge dichos y refranes en su 'Diccionario Geográfico Popular de Jaén'

Ginés Donaire

Gaspar Sánchez Salas (Campillo del Río, Jaén, 1970) ha tenido un maestro privilegiado para elaborar su Diccionario Geográfico Popular de Jaén (Editorial Carena). Durante los últimos seis años tuvo la fortuna de que el mismísimo Camilo José Cela le dirigiera una tesis doctoral que ahora constituye la base de su libro. Además, este filólogo, que ejerce como profesor de Literatura Contemporánea en Salvador de Bahía (Brasil), tuvo la fortuna de colaborar con Cela en el Diccionario Geográfico Popular de España, que el escritor gallego publicó en 1998.

Gaspar Sánchez empleó cinco años en un intenso trabajo que lo llevó por toda la geografía provincial -hasta un total de 434 núcleos de población- en busca de fuentes e informantes -la mayoría de ellos personas de edad avanzada- sobre los refranes en cada lugar. El resultado es una exhaustiva obra que rescata todos los gentilicios, seudogentilicios y otros dichos del refranero popular jiennense.

En el libro aparecen los 97 municipios de Jaén ordenados alfabéticamente. El compendio saca a la luz dichos muy curiosos. Como los que se refieren a condiciones atmosféricas y a montes o ríos: 'Aznaitín con montera, llueve quieras o no quieras', en alusión al pico situado a espaldas del municipio de Albanchez de Mágina, que, según la sabiduría popular, alerta de inminentes precipitaciones cada vez que aparecen nubes a su altura.

También se recogen dictados tópicos que hacen mención a las buenas o malas cualidades de los habitantes: 'De Jaén vienen los listos, de La Mancha los guasones, de Pegalajar los tontos, y de Torres los culones'. Otros hacen referencia a los productos más típicos que se dan en algunos pueblos: 'A Jódar voy por espartos, a Bedmar por los cenachos, a Jimena por las brevas, y a Albanchez por las mozuelas'.

A veces el tema recurrente es la situación topográfica de las localidades: 'Villanueva está en un hondo, y Torafe en una cuesta, bebe vino del finillo que los dineros te cuesta'. O al carácter y modo de ser de los habitantes: 'Hombre de Mancha Real, hombre bueno y hombre leal'. Y en otras ocasiones se hace alusión a monumentos, templos y santos que son objeto de la devoción mariana de un pueblo: 'Viva Segura, que es mi pueblo / San Vicente, su patrón / viva la gente morena / que morenita soy yo'.

Gaspar Sánchez lamenta que, a veces, en un intento por parodiar la forma de hablar de los jiennenses, se haga una mala imitación de su vocalización: 'Moza de Andúzar que va a Zaén, tráeme una zarrica que haga gorgor', cuando en realidad los habitantes de Andújar más que de la 'z' abusan de la 's' a la hora de hablar.

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Con todo, los dictados tópicos más numerosos son los que, a juicio de Sánchez, se forman atendiendo exclusivamente a la función lúdica del lenguaje y son utilizados como muro hacia los hablantes de otros pueblos. 'Aquí entra en juego la terminación del topónimo o bien del gentilicio, que muchas veces, para crear la rima, no se tiene en cuenta la trascendencia o repercusión que pudiera tener el dicho', señala el autor del libro. Como ejemplos cita los casos siguientes: al alcalaíno (habitante de Alcalá la Real) se le llama 'borracho fino'; en Baeza se dice que hay 'orgullo y pobreza'; en Bailén 'no hay hombre de bien'; o los de Sabiote, que 'el que no es tonto es cipote'.

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