IU y EA usan una palabra para no apoyar a la patronal extorsionada por ETA
El PNV y sus socios de Gobierno -Eusko Alkartasuna (EA) e IU- se separaron ayer en la votación de una moción de apoyo al empresariado vasco tras un debate surrealista, con la aceptación o el rechazo de la Constitución como telón de fondo, que a punto estuvo de dar al traste con la iniciativa, propuesta por el PSE. La proposición no de ley fue presentada en noviembre, tras una nueva oleada de cartas de extorsión y una campaña de declaraciones de Batasuna, que tachó a los empresarios de 'obstáculo para la paz' y les negó su derecho a opinar sobre asuntos políticos.
El texto aprobado muestra el 'apoyo' y el 'afecto' de la Cámara a los empresarios y sus organizaciones, les anima a no ceder al chantaje de ETA y defiende 'su derecho, constitucionalmente garantizado', a hacer oír su voz en cuantos asuntos afecten al futuro de la comunidad. También llama a la sociedad a expresarles su apoyo. Los partidos diferían en la terminología: PNV, EA e IU rechazaban la expresión 'constitucionalmente garantizado', introducida en una enmienda del PP que aceptaron los socialistas, por considerarla un trágala malintencionado de los populares. Propusieron sustituirla por 'legalmente reconocido', que el PP y el PSE se negaron a aceptar.
Al final, cuando el PNV se vio en la tesitura de rechazar el punto que contenía el apoyo al empresariado por esa diferencia, el coordinador del grupo peneuvista, Xabier Ormaetxea, levantó su dedo y dio vía libre al voto afirmativo a la propuesta, incluyendo la enmienda del PP. El tripartito sacó con sus propios votos una enmienda al tercer punto de la moción que evitó que se instara al Gobierno a 'redoblar esfuerzos' en apoyo de los empresarios y en su lugar da por válidos los cauces existentes.
Todo transcurrió bajo la mirada, entre atenta y atónita, del presidente de Confebask (la patronal vasca), Román Knörr, desde la tribuna de invitados. Al final confesó que se quedaba con un sabor agridulce, entre la satisfacción por la aprobación de la moción y el agradecimiento a los grupos que la votaron (PSE, PP y PNV) y el espectáculo 'poco edificante' contemplado. Knörr no se privó de poner nombre a sus sentimientos: 'Desazón y tristeza' por la división de los partidos democráticos, ya que EA e IU se abstuvieron.
Por contra, los grupos del Gobierno sacaron adelante, con los votos de Batasuna, un texto que pide la mediación de los órganos de la UE para impulsar 'el diálogo y la distensíón en Euskadi'. Era una enmienda a la totalidad a una propuesta de los radicales, pero éstos la votaron. En otra moción, los partidos democráticos fueron incapaces de respaldar las medidas antiterroristas definidas por la ONU al no ceder en sus posiciones respectivas.
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