Encuestas

Hay encuestas para todos los gustos. Y como siempre sucede, casi nadie queda contento. Al fin y al cabo son sondeos y todavía quedan muy lejos las elecciones, si no las adelanta el presidente Manuel Chaves.

Hay, sin embargo, cuatro cosas claras en todas ellas. Los socialistas vuelven a ganar, en algunos casos rozando casi la mayoría absoluta y, por tanto, la posibilidad de gobernar en solitario. Los socialistas, según el sondeo del Instituto Opina para El País Andalucía, recuperan la confianza mayoritaria de los andaluces cuando en el último sondeo apenas sí había un punto de diferencia con el Partido Popular. Dos, la esterilidad o al menos la incapacidad de la cúpula del PP para invertir la tendencia, de modo que puedan aparecer en algún momento como alternativa real de gobierno.

Tres, los andalucistas, pese a la crisis abierta por Pacheco, se mantienen como tercera fuerza y dispuestos a apoyar un futuro gobierno, en caso de que fueran necesarios. Lo mismo le da que sea a la derecha o a la izquierda. Y, en cuarto lugar, que Izquierda Unida, muy lentamente, aparece con posibilidades de desbancar a los andalucistas en ese privilegiado tercer puesto y aspirar, por qué no, a formar gobierno con los socialistas y más cuando algunos políticos de la vieja guardia del Partido Comunista están llamados, próximamente, a una dorada y provechosa jubilación.

En cualquier caso, el año tranquilo como lo llamaba ayer el profesor Pérez Royo en estas mismas páginas, ha servido para afianzar aún más el liderazgo del presidente Chaves, dentro y fuera de su partido y, por contra, la líder del PP andaluz, Teófila Martínez, sigue sin contar con los apoyos suficientes que se les ponen dentro y fuera de su partido. Chaves, el hombre tranquilo que difícilmente parece perder los papeles, tiene todas las de ganar porque el clan gaditano del PP no variará un ápice en su manera de hacer oposición, pese a que hay dirigentes populares que reclaman un cambio en el estilo tosco, huraño, mediocre e insultante de que hace gala la señora Martínez. Y lo peor es que sigue contando, de momento, con el apoyo de Arenas, inductor de esta política.