La especulación impide el despegue comercial de la Rambla del Raval
El 87% de los edificios ha sido rehabilitado
El aspecto es sorprendente: edificios ya rehabilitados o con andamios, un paseo recién urbanizado y sin embargo, escaso movimiento de personas y la inmensa mayoría de establecimientos con las persianas bajadas. En medio, los derribos de los edificios afectados por el proyecto de la Illa Robadors. La escasa actividad comercial de la recién creada Rambla del Raval -un paseo de 300 metros que supuso el derribo de seis abigarradas manzanas en el corazón de Ciutat Vella- preocupa a los responsables municipales que han impulsado la rehabilitación, porque parece que aquí no cuaja la receta que funciona en el conjunto de la ciudad: la rehabilitación y la nueva urbanización suelen llevar aparejada el florecimiento de la actividad comercial.
El área de Fomento de Ciutat Vella mantiene contactos con diferentes operadores para impulsar la actividad en la zona, en la que sólo se han abierto media docena de negocios: un par de bares, una peluquería y tres locutorios. Algunos comerciantes que iniciaron la actividad hace apenas dos años, han cerrado. Este es el caso de una marisquería, un local de casi 100 metros cuadrados vendido al poco tiempo de abrir por cerca de 40 millones de pesetas.
Esta operación indica que el precio del metro cuadrado en la Rambla del Raval es de 400.000 pesetas. 'No puede hablarse de un precio medio de los locales de la Rambla del Raval por la sencilla razón de que la mayoría ni se compran ni se venden. La propiedad los retiene', explica Emili Sarrión, vicepresidente de Fomento de Ciutat Vella y una de las personas encargadas de buscar a operadores que se quieran instalar en esta rambla: 'Pero hay interés. Es sólo cuestión de tiempo', dice.
Todo parece indicar que hay cierto compás de espera ante la operación de Illa Robadors, que comportará, por sí misma, actividad comercial y de negocios: un hotel de cerca de 9.000 metros cuadrados, un complejo de oficinas de 9.400 metros cuadrados, comercios y zona de ocio en otros 6.300, y 11.300 destinados a viviendas.
Además, se da la circunstancia de que algunos locales de la Rambla del Raval son viviendas o se utilizan como pequeños almacenes o aparcamientos de los propietarios de las fincas, ya que la mayor parte de éstas -27 de los 36 edificios antiguos- son de régimen de propiedad horizontal. Además, se trata de un conjunto de fincas cuya propiedad está muy dispersa. Sólo en los últimos años ha habido una promotora que ha adquirido tres inmuebles colindantes en la calle de Sant Jeroni.
La rehabilitación de los edificios, en cambio, sí va a buen ritmo, y está en proceso o ya ha concluido en el 87% de las fincas.
En septiembre de 2000, cuando se inauguró la Rambla del Raval, se estaban rehabilitando cuatro edificios. Ahora son 26 los que ya han concluido las obras o las están ejecutando, y otros seis prevén iniciarlas en un plazo de seis meses. Hay cuatro propietarios que no quieren entrar, por ahora, en el proceso que dirige la oficina de rehabilitación del distrito, que supone la subvención del 30% del coste de la obra.
No se trata de arreglos de fachada, sino de rehabilitación integral, insisten desde Ciutat Vella. Por eso, se han construido azoteas nuevas, se han cambiado las canalizaciones de servicios -como el agua, que ahora es directa y antes era de depósito-, y también las escaleras han sido arregladas.
Las ayudas de la Administración a la rehabilitación terminan en la puerta de cada domicilio, aunque cada vez son más los propietarios que reforman el interior de las viviendas. La media del coste de la rehabilitación de cada edificio ha sido de unos 22 millones de pesetas en cuanto a los elementos estructurales.
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