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Reportaje:

Competencia por un tubo

Enagas, dueña de los gaseoductos, saldrá a Bolsa con un valor cercano a 3.000 millones

El nuevo marco para el sector del gas permite a las empresas diseñar sus estrategias para el mercado abierto. Los operadores podrán repercutir en la nueva tarifa sus inveriones en infraestructuras, lo que les permite cuantificar el valor de Enagas, la filial de Gas Natural propietaria de los gasoductos. La firma Ibersecúrities sitúa el precio de Enagas entre 2.400 y 2.900 milones de euros y otros analistas en unos 3.000 millones.

La firma Schroeder Salomon Smith Barney, finalmente, fijará el precio de salida de Enagas al mercado bursátil

El precio de Enagas es la piedra angular del mercado. Esta compañía es la propietaria de los gasoductos españoles y controla el negocio mayorista, es decir, transporta el gas natural procedente de Argelia y Libia y lo vende a las empresas distribuidoras, que, a su vez, lo facturan a sus clientes (empresas, comercios y particulares). El marco establecido por el Gobierno exige que Enagas se segregue de su matriz, Gas Natural, SL, para convertirse en una empresa independiente cotizada en Bolsa y participadas por otras distribuidoras. El troceo de Enagas acaba así con la situación de monopolio de la que goza Gas Natural. Esta última pasará a convertirse en una simple distribuidora, aunque su cuota de mercado seguirá siendo desmesuradamente alta.

Enagas tiene previsto sacar a cotización el 65% de su capital antes del próximo verano, mientras que restante 35% se lo quedará la propia Gas Natural. El estreno de Enagas en los mercados de acciones se realizará por medio de una oferta pública del 65% del capital destinada a los nuevos operadores del mercado del gas, entre los que se encuentran las compañías eléctricas -Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa e Hidrocantábrico- y algunos grupos petroquímicos, como Shell, British Petroleum o Cepsa. A partir del control sobre Enagas, en igualdad de condiciones entre todos los competidores, el nuevo marco prevé que la compañía de los gasoductos se convierta en el Gestor Técnico del Sistema o, lo que lo mismo, en el responsable del volumen de gas distribuido y de la presión del suministro, los dos aspectos que fijarán las tarifas a partir de ahora, según el nuevo reglamento del Gobierno.

Las empresas que deseen competir con Gas Natural y con otras distribuidoras independientes -como Gas Euskadi o Gas Asturias, de ámbito regional- podrán ser accionistas de Enagas y, por consiguiente, estarán en condiciones de definir la estructura de los precios finales que paga el consumidor. El precio unitario del gas, la tarifa, seguirá siendo fijada por el Gobierno, pero el precio final de venta dependerá de la oferta y la demanda establecidas por los comercializadores y los clientes al final del trayecto del sistema gasista español.

Última reforma

De momento, tres órdenes ministeriales -publicadas en el BOE el pasado día 15 de febrero- establecen ya el nuevo marco para la formación de precio, y el Gobierno ha aprovechado la ocasión para incentivar el proceso de liberalización reduciendo las tarifas domésticas de gas en un 5% y las comerciales en un 15%.

En relación a la retribución de las actividades reguladas, el nuevo régimen permite a las empresas recuperar sus inversiones con una razonable rentabilidad respecto a los recursos destinados. Ahí reside la importancia del valor de Enagas. Esta empresa de infraestructuras ha realizado hasta la fecha inversiones -gasoductos nacionales y la parte correspondiente a España del Gasoducto del Magreb, precedente de los yacimientos de Argel- por valor de 2.600 millones de euros desde 1994. Sin embargo, lo más duro está por llegar: Enagas será dentro de pocos años una empresa fuertemente apalancada y con un pasivo importante producto de las nuevas inversiones que se afrontarán para cumplimentar las previsiones del Gobierno en el desarrollo del gas natural. Este argumento está en la base del análisis sobre la evolución de Gas Natural elaborado recientemente por el banco de inversiones Goldman Sachs.

A criterio de otros analistas, el valor de Enagas puede alcanzar los 3.000 millones de euros si se tiene en cuanta su equity -es decir, el valor conjunto de su cartera de inversiones -, pero fijan el posible precio de salida a Bolsa en algo más de 1.500 millones de euros. La firma Schroeder Salomon Smith Barney, finalmente, fijará el precio de salida de la compañía al mercado.

Esta última reforma legal despeja muchas incertidumbres, pero no todas. Las compañías del sector aseguran que ya nadie tiene argumentos para 'acusarnos de mantener un monopolio de hecho' , según dijo Antoni Brufau, presidente de Gas Natural, en una reunión empresarial organizada por la escuela de negocios IESE el pasado miércoles. Brufau argumentó que la liberalización del mercado del gas natural y liberalización de la electricidad 'son asimétricas'.

Lo cierto es que, en el caso del gas, las apariencias engañan. Existe una empresa mayoritaria como Gas Natural (tiene una cuota del 77%), en competencia con otras distribuidoras que controlan entre todas el restante 23%. En este grupo de competidores se encuentran los nuevos operadores, como las empresas eléctricas y petroquímicas citadas, que entre todas se reparten el 12% del segmento de mercado abierto. Frente a este panorama del gas, el sector eléctrico presenta un esquema más engañoso: aunque está regido por una norma más flexible, consagrada en la Ley Eléctrica de 1998, cuatro compañías se reparten el mercado a la hora de formar el precio de salida y dos de ellas, Endesa e Iberdrola, el duopolio hegemónico, controlan en la práctica el 70% de la distribución y forman la base de un statu quo inamovible.

En la base del sistema eléctrico, las comercializadoras que venden a los grandes compradores sólo abarcan el 4,8% del consumo global español (37.000 megavatios). Y de este 4,8%, apenas el 1% corresponde a los nuevos operadores, las empresas no eléctricas, como Gas Natural y otras compañías de la energía.

El mercado del gas natural es el reino de los intermediarios. Las empresas gasistas españolas no producen ni manufacturan. Son simples brokers: compran gas a los países que tienen yacimientos (Argelia, Libia y Egipto, básicamente, y, en menor medida, a Rusia y el mar del Norte) y lo venden a las empresas y a los hogares españoles.

Con la nueva regulación del mercado, los comercializadores pueden repercutir sus costes en los precios finales de venta de gas natural, tanto a particulares como a las industrias. La venta a particulares y empresas cierra un ciclo que nace en los contratos de suministro en los países con reservas naturales.

Los nuevos operadores conocen las reglas del juego, pero no tienen clientes

El Ministerio de Economía ha optado por el sistema de cánones y peajes. Los nuevos competidores en el mercado del gas también podrán hacer repercutir en el precio final el pago de los cánones para el uso de los gasoductos de Enagas. Ya no existen clientes o tarifas especiales con costes subvencionados. Distribuir gas en España es ahora más que nunca un negocia calculable ex ant: su margen es la resta entre el valor de las inversiones y los costes que repercuten en la tarifa. Sin embargo, esta aparente facilidad choca con lo más sustancioso del know how de este tipo de actividad: los suministros. España importa el 100% del gas que consume y, por lo tanto, la compra de los contingentes en los países con yacimiento marca el conjunto del sector. Ello está especialmente agravado por los llamados contratos take or pay, utilizados en el mercado gasista, que obligan a pagar la totalidad del contingente pactado en la opción de compra, tanto si se distribuye como si no. Hace algo más de un año, tras conocerse los planes del Gobierno respecto a Enagas -concretados esta misma semana-, las eléctricas replicaron que no podrían competir con Gas Natural aunque el mercado estuviese abierto, puesto que el secreto del negocio está en los contratos de suministro alcanzados entre Gas Natural y la empresa pública de Argelia Sonatrach. Para superar este escollo, el Gobierno subastó el 25% de los contratos de gas argelino en poder de la empresa distribuidora y los asignó a otras compañías -Endesa, Iberdrola, Fenosa, Hidrocantábrico, PB y Shell- que se encuentran entre las 75 empresas comercializadoras que tienen licencia del ministerio. Sin embargo, un año después estas empresas apenas consiguen entrar en el mercado nacional del gas. BP y Shell han reconocido que sólo utilizan el 40% del gas adquirido en Argelia porque tienen un mercado todavía muy escaso en España.

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