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Columna
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Excusas

Pocos saben las razones que tuvo Teófila Martínez para tener que aguantar el chaparrón del ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, cuando, una vez más, se negó a Andalucía la transferencia de políticas activas de empleo. La líder (sic) del PP andaluz entró en el despacho ministerial con sonrisa de oreja a oreja. Al término de la reunión, cuando Aparicio decía que hasta el segundo semestre, nada de nada, la cara de la señora Martínez se contrajo en un rictus muy esclarecedor. No lo tiene fácil la señora Martínez y salvo el acreditado talante de disciplina y sometimiento a los santos designios del todopoderoso Aznar y su acólito Arenas, no se ve otro motivo para aguantar semejante calvario, so pena de que, últimamente, le haya dado por ser masoca. Excusas, todas

Hay frustración. No tenemos suerte los andaluces con quienes dicen defendernos en Madrid. Y habrá transferencias si el Gobierno de Chaves, y los andaluces, nos portamos bien. Nada de protestas, de alzar la voz, de reivindicar lo que en justicia nos pertenece. Hay que ser modositos, callar y esperar que Aznar una mañana se levante sin cara de estaca y se acuerde de los andaluces. A propósito, ¿dónde está Arenas Bocanegra? ¿habrá que recordarle sus promesas como ministro de Trabajo? ¿o las de Pimentel?

Y por Málaga apareció el flamante consejero de Turismo y Deportes, Antonio Ortega. Esta plaza electoral es vital para los andalucistas y para él mismo. También lo es para los populares y no digamos para los socialistas, que ya tienen centrada su artillería pesada para recuperar el voto perdido. Ortega no lo va a tener fácil, aunque abra despacho permanente. Es cuestión de saber conjugar dos conceptos que nunca deberían contraponerse, sino ser complementarios, turismo de sol y playa y el del interior. El anterior equipo, Hurtado y Cid, hicieron una razonable apuesta de futuro, pero intereses miopes y falsamente localistas le abrieron una vía de agua en la línea de flotación. Ortega, sincero como pocos, ha dicho que necesitaba el sector turístico como plataforma política. A la inversa, el turismo le exigirá respuestas sólidas. De cómo armonice ambos planteamientos le irá su futuro y el de su partido. Porque turistas, siempre habrá. Los que vienen buscando sol y playas y los que necesitan descubrir una Andalucía distinta.

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