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Reportaje:

Aprender a donar

Una exposición muestra las necesidades en medicamentos de los países en desarrollo y las mejores formas de colaborar

Uno de cada dos medicamentos enviados a los refugiados kosovares que se hacinaban a principios de 1999 en los campamentos de refugiados macedonios era inservible, según datos de la Organización Mundial de la Salud. No sólo se trataba de envíos caducados, sino, en gran parte, de preparados sarcásticamente inútiles. No es difícil imaginar la cara que pondría la población albanokosovar que subsistía como podía en los vertederos humanos en los que se convirtieron los campamentos, al abrir los envíos y darse de bruces con barras de cacao para los labios o adhesivos de nicotina para dejar de fumar. Probablemente, sería una expresión muy similar a la de los sudaneses que en 1990, acuciados por la sequía, encontraban entre los envíos líquidos de limpieza para lentillas o estimulantes del apetito.

Los medicamentos, junto a los alimentos, mantas, ropa y comida, son uno de los productos de primera necesidad que reclaman las organizaciones no gubernamentales ante crisis de refugiados o catástrofes naturales. Sin embargo, año tras año se repiten los problemas en el envío. Tras el huracán Mitch que azotó el continente centroamericano llegaron medicamentos con etiquetas ilegibles y sin prospecto, con nombres de marcas comerciales no identificables con su nombre genérico, que no pudieron utilizarse. En Venezuela, tras las inundaciones de finales de 1999 hasta el 70% del material enviado era inservible. Pero no es éste el único problema, sino qué hacer con todo el envío inutilizable. En Bosnia-Herzegovina fueron hasta 17.000 las toneladas de medicamentos inservibles. Su coste de destrucción, según la OMS, fue de algo más de 30 millones de euros -5.000 millones de pesetas-.

Para evitar que se repitan estas situaciones, ONG como Farmacéuticos Mundi, Médicos del Mundo, Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja, y otra decena de entidades más han puesto en marcha la campaña Saber donar, cuyos conceptos básicos -junto a otros proyectos- se exponen en una muestra que ha organizado Farmacéuticos Mundi en una sala de la Estación del Norte de Valencia y que recorrerá hasta abril las facultades de Farmacia de la Universidad de Valencia y Cardenal Herrera-CEU. Entre las recomendaciones que se ofrecen están las de concienciar de que los medicamentos útiles en España no son los que más convienen a los países desvaforecidos -sólo el 20% de los productos desechados aquí sería recuperable- o evitar que los países en desarrollo se conviertan en los vertederos de las naciones ricas. Para ello, hay que colaborar en el envío de los medicamentos esenciales, aquellos que se pueden emplear para afrontar la mayoría de los problemas de salud de la población. A ello, se añade que las donaciones más efectivas son aquellas que responden a una petición concreta y que ofrecen las mismas garantías de calidad de los productos.

Pero junto a la falta de medicamento en estos países -el 25% de la población mundial consume el 75% de los medicamentos-, existe un problema de mal uso en la sociedad occidental. A ello se dirige el tramo final del recorrido, con unas recomendaciones sobre el uso racional del medicamento entre las que destaca evitar la automedicación.

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