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Reportaje:Raíces

Una seña de identidad amenazada

Expertos alertan sobre el olvido y deterioro de las edificaciones mudéjares en la provincia de Almería

Un estudio editado recientemente por la Consejería de Cultura, El mudéjar en Almería, repasa con profundidad esa etapa artística ligada a la Edad Moderna en la que confluyen la estética musulmana y cristiana para ensalzar su sencillez y pragmatismo. Armaduras de iglesias, fachadas o tallados que asimilan este estilo simple y funcional, sin monumentalidad y con simplicidad constructiva, pasan desapercibidos y corren un serio riesgo de conservación. El estudio coordinado por el historiador Alfonso Ruiz denuncia que, pese a sus huellas por doquier, el mudéjar sigue siendo 'el gran desconocido'.

Pero el desconocimiento no salpica sólo al ciudadano de a pie, acostumbrado quizá a la tradición estética occidental que se deja obnubilar por el clasicismo y la monumentalidad de las culturas griega y romana. La ignorancia sobre las características del mudéjar afecta a arquitectos, aparejadores o técnicos urbanísticos de ayuntamientos, que valoran con distinto grado las variantes y soluciones técnicas de unos parámetros basados en la 'simplicidad, baratura y funcionalidad'. Es la contradicción denunciada por Alfonso Ruiz, coordinador del gabinete pedagógico de Bellas Artes de la Delegación de Cultura en Almería, en el estudio. 'Nuestra principal seña de identidad es una desconocida. Las publicaciones e investigaciones sobre el tema son escasas y se reducen a aspectos parciales', asegura el historiador.

La tipología constructiva que busca soluciones baratas a una época de crisis -el esplendor árabe de control de los mercados desde la parte más oriental de lo que hoy es Andalucía estaba finiquitado y la población salía adelante con una agricultura de subsistencia- se presenta ante su público con una pobreza de materiales evidente que constituye el 'mejor vehículo' para entender la compleja situación social, política, y económica que vive la población a lo largo del siglo XVI.

El legado no es escaso y se estiman al menos 124 iglesias, seis conventos y un número 'difícil de establecer' de ermitas, además de los vestigios de su urbanismo, los elementos conservados de arquitectura civil y militar y los testimonios de las variadas especialidades de las artes suntuarias e industriales, tal y como detalla la historiadora María del Rosario Torres. Los materiales constructivos empleados en el ámbito almeriense se reducen al predominio absoluto de la madera: alfarjes y armaduras de iglesias como la de Fiñana, Vícar, Benizalón o Instinción; la abundancia del ladrillo: campanario de la iglesia de Laujar o Tíjola; y un notable uso de la piedra y el tapial: iglesias de Vícar, Tabernas, Bayárcal o Padules frente a un menor uso de la cerámica o el yeso. Todas las iglesias desempeñaron un papel 'fundamental' en la castellanización del territorio al estar instaladas, en un principio, en las propias mezquitas y más tarde en las edificaciones propias con los volúmenes diferenciadores de la ideología cristiana imperante.

Almería no se quedó atrás en el siglo XIX y, como ocurriera en buena parte de muchas ciudades españolas, asimiló aires renovados y eclécticos del llamado neomudéjar, acompañado de una fuerte carga nacional y liberal. El ladrillo visto y el medio arco serán las manifestaciones más frecuentes en edificios que hoy son referentes en la ciudad: la plaza de toros, la fachada de la estación de ferrocarril, el casino cultural y numerosos chalés levantados por la burguesía almeriense a principios del siglo XX que no cuentan con la menor protección.

'El mejor de todos acaba de desaparecer en las proximidades del centro comercial Mediterráneo. Lo han demolido porque ni siquiera estaba catalogado', denuncia Alfonso Ruiz. Salvo los edificios públicos, las escasas muestras de arquitectura privada viven hoy en jaque permanente por intereses inmobiliarios.

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