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Columna
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Hiyab y top less

Mis hermanas estudiaron en un colegio de las monjas concepcionistas y acabo de caer en la cuenta de que también pertenecen a esa orden las monjas que han rechazado en las aulas de su colegio de San Lorenzo del Escorial a Fátima Elidrisi, la adolescente del pañuelo islámico que ha logrado por fin ser aceptada en un centro público. Recuerdo bien el uniforme de las alumnas concepcionistas hace algunos años, no sé si también ahora: iban tocadas con un casco de fieltro que parecía de soldado alemán y vestían un traje gris con tablas adornado con una curiosa banda azul, como cíngulo de castidad. Las monjas llevaban un velo cristiano, y me atrevo a sugerir que no hay nada más parecido a un hiyab marroquí, como el de Fátima, que esos pañuelos reglamentarios de las concepcionistas y de tantas otras admirables mujeres de la fe que entregan su vida a la docencia, los enfermos, la contemplación, los ancianos o las misiones. No entiendo, pues, por qué las profesas del Escorial fueron tan estrictas con la niña africana. Tan olvidadizas de que España es un estado laico en el que ir con un pañuelo a clase no es una tragedia, máxime cuando otras niñas van con el pelo rojo o verde, con banda azul o sin ella, con casco de fieltro o sin él. Fátima Elidrisi no hace daño a nadie acudiendo a la escuela ataviada con los recatos de su religión, siempre que no ofenda a los demás niños y maestros, efectos improbables en una prenda tan piadosa, como bien afirmaba su joven padre. No comparto, empero, otras opiniones de este honrado musulmán. Sin ir más lejos, discrepo de su repulsión hacia las playas españolas, atestadas, según él, de 'cuerpos desnudos, como animales'. Olvida el padre de Fátima que a fin de cuentas animales somos, al margen de las personales creencias y esperanzas de cada uno. Animales racionales que viven en democracia en esta parte del mundo, lo que no sucede en otras. Animales con memoria, entendimiento y voluntad que trabajan, crean, se forman, conviven y progresan. Animales humanos pacíficamente desnudos en la playa. Ciudadanos libres sobre el asfalto y sobre la arena.

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