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Las advertencias sobre irregularidades contables crecen un 45% en EE UU

Wall Street teme que aparezcan nuevos escándalos como el de Enron

Wall Street se debate entre la recuperación económica y el temor a que salte otro Enron. Los mercados están pendientes de nuevos escándalos después de que la mayor quiebra de la historia revelara que el sistema tiene fallos. Los legisladores preparan medidas para evitar la repetición del caso y la SEC (Comisión Nacional del Mercado de Valores) recibe un 45% más de comunicaciones diarias sobre compañías cuya contabilidad levanta sospechas.

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Ninguna compañía, grande o pequeña, popular o desconocida, está fuera de sospecha después de que haya habido casos de actuaciones contables llevadas al límite en todo el espectro empresarial. La SEC está recibiendo un promedio de 525 comunicaciones diarias (un 45% más que el año pasado) con denuncias sobre números sospechosos. Hasta General Electric, un laberíntico emporio de negocios de todo tipo, ha tenido que asegurar que su actividad no está basada en la fe, sino en bienes tangibles.

'Lo que antes era inconcebible se ha hecho normal', se lamentaba la semana pasada Arthur Levitt, el anterior presidente de la SEC, ante el Comité Bancario del Senado, donde compareció junto con otros cuatro de sus predecesores. 'En nuestra altamente competitiva economía son cada vez más las empresas que realizan maniobras financieras que sobrepasan los límites éticos'.

Un día cualquiera de la pasada semana, algunas de las noticias sobre empresas en Estados Unidos eran: 'Dudas sobre la contabilidad envuelven a un pionero en el mundo de la telecomunicación', 'La SEC analiza si Microsoft fue demasiado conservador al registrar su facturación', 'Qwest realzó el cuadro de sus ingresos en cuatro transacciones con KMC'... El viernes, The New York Times llevaba la que más afectó a los mercados: 'IBM superó las expectativas, pero dijo poco sobre una venta'.

Desconfianza bursátil

El rotativo alegaba que el gigante de los ordenadores había apuntado una transacción por valor de 340 millones de dólares de modo que hacía pensar en unos ingresos regulares, con el consiguiente reflejo positivo en la cotización. IBM salió al paso de las alegaciones diciendo que actuó correctamente, y hubo analistas que le dieron la razón. Pero los mercados volvieron a resentirse.

'Lo que ha fallado es, ni más ni menos, nuestro sistema de control de los mercados de capitales', diagnosticó Levitt, cuyos intentos de reforma de hace dos años fueron derrotados por auditores y otros agentes económicos. 'Me siento reivindicado', confesó a la prensa.

'Nos encontramos ante una crisis de confianza que no se puede ignorar', le secundó Harold Williams, presidente de la SEC entre 1977 y 1981. Sobre la mesa hay múltiples propuestas de distintos alcances, una de ellas dirigida a que los inversores puedan demandar a quienes ayudan a las compañías a emitir información financiera incorrecta. El espectacular derrumbamiento de Enron; la caída de Global Crossing, cuyas cuentas también investiga la SEC tras protagonizar la mayor suspensión de pagos en el sector de las telecomunicaciones, y el cotidiano goteo de noticias sobre argucias financieras de unos y otros tienen a los inversores fijados como un láser en la contabilidad de las empresas.

Los expertos notan que los escándalos financieros se caracterizan por afectar a empresas que se habían marcado agresivas metas y que están regidas por equipos rectores de alta presión. Levitt cree que la cultura del ganar a toda costa está desbocada. 'Los problemas de Enron existen en muchas compañías', advirtió a los senadores.

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