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EL DEFENSOR DEL LECTOR
Columna
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¿Excesivo triunfo?

Rebeca de Nalda, Isaac Matute y Daniel Artega se han dirigido al Defensor para quejarse de que, en su opinión, el periódico se ha excedido en el tratamiento de la información sobre el programa de Televisión Española Operación Triunfo.

Los tres consideran, con distintos razonamientos, que en el mundo ocurrieron esos días -y concretamente el lunes pasado- cosas más importantes y critican lo que, a su juicio, es un exceso de espacio en el periódico, con presencia destacada para el programa en la primera página del martes pasado.

Las apreciaciones sobre la cantidad de páginas parecen estériles porque las opiniones pueden ser muy diversas.

El único argumento serio que el Defensor del Lector se atreve a manejar para explicar lo ocurrido -explicación que exigen esos lectores y seguramente otros muchos que no han escrito- lo encuentra en el Libro de estilo, en cuyos principios se establece que el periódico debe esforzarse por presentar una información 'veraz, lo más completa posible, interesante, actual y de alta calidad, de manera que ayude al lector a entender la realidad y a formarse su propio criterio'.

Cuando un programa de televisión ha batido todos los récords de audiencia, con contenidos que no atentan al buen gusto, hasta convertirse en un auténtico fenómeno social, parece claro que las exigencias de interés y de actualidad se cumplen con creces. En ese sentido, es obvio que la final de Operación Triunfo es una noticia muy destacada de nuestra realidad social.

Otra cosa distinta es el juicio que a cada uno pueda merecerle esa realidad, pero ésa no es cuestión que deba dilucidar el Defensor.

Rebeca de Nalda hace un razonamiento que entronca con la exigencia del Libro de estilo de ayudar a entender lo que ocurre y formar criterio propio. Dice la lectora que en las tres páginas que se dedicaron el martes pasado al acontecimiento 'no se encuentra una sola voz crítica, sino más bien un conjunto de blandas apreciaciones'.

El Defensor comparte su criterio. Ha habido un exceso de descripción, es decir, de información, y escaso debate sobre un acontecimiento que por haber desbordado todas las previsones mereció atención creciente.

Pudieron darse opiniones contrapuestas que ayudasen a formar la de los lectores interesados en este singular fenómeno de la televisión de entretenimiento.

Probablemente, esa condición de programa de distracción y divertimiento, al alcanzar tales proporciones de audiencia, pudo analizarse con mayor profundidad desde los muchos ángulos que ofrece para el análisis un contenido tan liviano con aceptación tan mayoritaria.

¿Qué Generalitat?

Jonathan Bustos es un lector tenaz, empeñado en que el periódico distinga entre los Gobiernos autónomos de Cataluña y de la Comunidad Valenciana. Ambos se denominan Generalitat y cada dos por tres Bustos descubre en el periódico noticias que no aclaran a cuál de los dos Gobiernos se refieren, no sólo en los titulares sino incluso en el texto.

Lo cierto es que fuera de Cataluña y de la Comunidad Valenciana, la Generalitat por antonomasia es la catalana, al menos en el lenguaje habitual, y ese uso arrastra al periódico que se deja llevar por la costumbre y tiende a no distinguir entre dos instituciones distintas.

Bustos tiene razón y su insistencia, sostenida a lo largo de muchos meses, la avala el Libro de estilo cuando prescribe para esta denominación que ha de escribirse en la lengua original, es decir, Generalitat y no Generalidad, pero, sobre todo, que 'ha de quedar claro a cuál de las dos se refiere el texto o el titular'. El mismo apartado señala que 'tal precisión no será necesaria en las páginas propias de las ediciones catalana y valenciana cuando se hable del respectivo órgano autónomo'.

En una de sus últimas cartas, Bustos advierte al Defensor de que el Libro de estilo señala que sus normas son de 'obligado cumplimiento para todos los cargos del periódico, los redactores y los colaboradores'.

Distintos titulares

De vez en cuando no todos los lectores leen la misma versión de una noticia. A veces, por razones de actualidad, se modifica la extensión de un texto en las distintas ediciones del periódico; otras, se advierte un error y se subsana.

Desde Vigo, un lector que pide preservar su identidad se ha quejado de que el sábado día 9 leyó este titular: Un juez ordena que una alumna repita 1º de ESO en contra de los docentes.

Se trata del caso de una alumna del colegio Domenico Scarlatti, de Aranjuez (Madrid), y el lector aduce que debió quedar claro que el juez adoptó la decisión de que la alumna siguiese, como repetidora de curso, con carácter cautelar y en tanto se sustancia el recurso que los padres han interpuesto contra la decisión de la Consejería de Educación, que, al enterarse de la situación de esta alumna y otros 27 compañeros, ordenó que pasasen al curso siguiente tal y como establece la ley.

Hasta ahí estamos ante una cuestión de matiz porque el carácter cautelar de la medida se explicaba en el texto.

Sin embargo, en la segunda edición del periódico, la noticia se ofreció en el cuadernillo de información de Madrid, y ahí se decía claramente que el juez había frenado la decisión de la Consejería y que fueron los padres quienes recurrieron la medida, no los docentes, como leyeros los lectores del resto de España. Incluso se mejoró el texto y en el arranque de la noticia se informaba del carácter 'cautelar' de la medida.

Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electrónico (defensor@elpais.es), o telefonearle al número 913 377 836.

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