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Un plan propone compaginar beneficio y conservación en un paraje amenazado de Nerja

IU presenta un proyecto para preservar el ecosistema agrícola en el área Cantarriján

Nerja, con alrededor de 15.500 habitantes censados, es uno de los municipios costeros malagueños con mayor valor paisajístico. Alzado sobre acantilados y abrigado por las cumbres de las sierras Tejeda, Almijara y Alhama, Nerja, que se ha volcado en las últimas décadas en el turismo, conserva aún ecosistemas agrícolas tradicionales que ahora se ven amenazados por el avance del hormigón. Uno de ellos es el área de Río de la Miel-Cantarriján, colgada entre las montañas y los acantilados de Maro. Para evitar que se pierda, el grupo municipal de IU ha elaborado un ambicioso proyecto que pretende compatibilizar conservación y aprovechamiento humano.

El estudio propone medidas como la reforestación o la depuración de aguas

El proyecto, que ha llevado años de trabajo y se ha consultado con los agricultores y ganaderos de la zona, será elevado ahora al pleno municipal, a la Junta de Andalucía y a la Unión Europea, cuya directiva Hábitats defiende modelos de conservación ambiental que garanticen la supervivencia de las poblaciones humanas históricamente asociadas a ellos. Comprende un minucioso estudio de las características naturales del paisaje, un diagnóstico (poco alentador) de la economía de los habitantes de la zona y una larga lista de propuestas para rehabilitar la zona y contribuir a aumentar la renta de sus pobladores.

'Uno de los problemas que se ha planteado hasta ahora con los espacios naturales protegidos ha sido que se han limitado las actividades económicas de los habitantes de la zona sin darles alternativas. Por eso, en este proyecto nos hemos propuesto en primer lugar el objetivo de mantener, incluso mejorar, sus condiciones de vida', explica Francisco Platero, portavoz de IU en Nerja. Quienes han participado en este estudio quieren explicar a los habitantes de la zona con todo detalle sus objetivos, para evitar que se repita la mala experiencia de las tierras altas, cuando se produjo la declaración como parque natural de las Sierras de Tejeda y Almijara.

La zona en cuestión presenta un bellísimo paisaje mediterráneo de barrancos poblados de nogales, castaños, bolinas, aulagas, palmitos, esparteras, higueras, pitas y chumberas, con fondos surcados por corrientes como la del Río de la Miel, de caudal permanente. Las laderas, abancaladas, presentan cultivos tradicionales como olivos, almendros y vides; subtropicales como cítricos, aguacates, chirimoyos y nísperos, y gran profusión de higueras y chumberas. Ya en la parte baja se encuentran los Acantilados de Maro, amparados oficialmente por la figura de protección de paraje natural, pero de hecho cada vez más degradados y empobrecidos.

Pero la mayor amenaza de este ecosistema es la presión urbanística. Aunque el Plan General de Ordenación Urbana de Nerja destina al suelo un uso agrícola, IU teme que el progresivo abandono de sus habitantes abone el terreno para un futuro uso residencial.

Así, el estudio propone medidas para la rehabilitación del paisaje, como la reforestación de las zonas expuestas a la erosión, la plantación de setos naturales o la depuración de las aguas; y otras medidas destinadas a la reorientación de la economía de la zona: rehabilitación y puesta en funcionamiento de antiguas construcciones rurales, recuperando la tipología autóctona de los cortijos; generalización del riego por goteo y puesta en valor de la agricultura con la vuelta a los cultivos tradicionales y ecológicos, recuperación de las dos vías pecuarias que atraviesan la zona para permitir el tránsito del ganado caprino autóctono, trazado de senderos para excursionistas, creación de una granja-escuela y de un museo relacionado con la cultura del agua, construcción de abrevaderos y aljibes, empleo de setos contra los procesos erosivos.También se pretende reparar las antiguas acequias, que disminuirían el riesgo de contaminación de las aguas subterráneas y el humedal atraería plantas que recuperarían el paisaje, y así hasta 34 propuestas. Para Manuel Valero, concejal de IU en Nerja, y Jorge Guerrero, geógrafo y vocal de IU en el Parque Natural de Tejeda, Almijara y Alhama, el capítulo más importante a la hora de afrontar un plan tan ambicioso es el diálogo con los habitantes de la zona. 'Hasta ahora, quienes se han visto afectados por la inclusión de sus tierras en un territorio protegido no han recibido ninguna compensación. Lo interesante de este proyecto es que pretende mejorar el nivel de vida y diversificar las posibilidades de empleo', explican. Valero, sin embargo, añade que hay otro gran reto: luchar contra la especulación urbanística. 'Para eso necesitaremos una fuerte apuesta política, que es lo que trataremos de conseguir ahora de las administraciones con las que vamos a consensuar el plan', explica.

Un programa Hábitats

La directiva europea Hábitats, aprobada en 1992, planteaba el objetivo de crear una red de espacios naturales europeos interconectados (Red Natura 2000), con la que se pretende casi duplicar la extensión de territorios protegidos y asegurar con corredores verdes la diversidad biológica de las zonas más valiosas. Pero un incremento tan espectacular de las áreas de protección implica necesariamente la complicidad de los habitantes. En ese sentido, el desarrollo de la directiva contempla algunas experiencias llevadas a cabo en los países de la Unión Europea que han permitido la conservación natural sin expulsar a la población humana. En España, el modelo utilizado casi en exclusiva ha sido el aprovechamiento turístico, si bien en los últimos años se han potenciado otras actividades, como la comercialización de alimentos o artesanía tradicional de producción limitada y elevada calidad. El proyecto de Nerja va más en esta línea, puesto que se pretende revalorizar la producción agrícola y ganadera tradicional con la etiqueta ecológica, pero también atiende a la realidad del pueblo como destino turístico. En ese sentido, la rehabilitación del antiguo molino de la desembocadura del Río de la Miel, usado históricamente como fábrica de papel, para crear un museo sobre la cultura del agua; la apertura de una granja-escuela o la adecuación de senderos son las principales apuestas del plan diseñado en Nerja.

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