La vuelta de tuerca de Tamudo

Tamudo completará hoy una vuelta a la noria futbolística que ha protagonizado desde hace tres años. En el invierno de 1999, cuando una de las cíclicas crisis del Espanyol empujó a su cuerpo técnico a reclamar sus servicios, estuvo a punto de decir que nanay, que él no se movía del Lleida donde se encontraba tan a gusto aunque fuera en Segunda División y en calidad de cedido. Pero recapacitó y regresó al Espanyol.

En poco tiempo se convirtió en el ídolo de la afición. Sus goles y su garra facilitaron la tarea. Su admiración hacia delanteros como Stoichkov y Hugo Sánchez ayudan a definir su estilo de juego. La pillería que le caracteriza alcanzó su máxima expresión con el gol que le marcó a su ex compañero Toni y que encarriló el triunfo del Espanyol en la final de Copa que le enfrentó al Atlético de Madrid hace dos años. Un estilo que delata sus orígenes en modestos equipos del cinturón barcelonés, como el Milan de Santa Coloma de Gramenet, la ciudad donde nació hace 24 años. Después de un fugaz intento como portero se decantó por la posición de delantero. Fichó como cadete por el Espanyol hace diez años, debutó en el primer equipo hace cinco y hace apenas un año, poco después de lograr la medalla de plata con la selección olímpica, muy a su pesar, estuvo practicamente traspasado al Glasgow Rangers. Sin embargo, los médicos del club escocés emitieron un informe negativo y fue devuelto al Espanyol en el que se confirmó como jugador franquicia. Tras hacerse con el brazalete de capitán, esta temporada suma nueve goles y tres de ellos le han servido al Espanyol para vencer a tres grandes: el Depor, el Barça y el Madrid. Su objetivo es estar con la selección en el Mundial y por el momento ha alcanzado una de sus ilusiones: vestir la zamarra internacional en su estadio, el de Montjuïc.