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Reportaje:

Trazos de la cárcel franquista

La Universidad de Valencia expone los dibujos del artista José Manaut durante su estancia en prisión

Stella Manaut se encontró con un tesoro cuando revolvía el estudio de pintura de su padre. El artista valenciano José Manaut Viglietti (Liria, 1898-Madrid, 1971) escondió todos sus documentos en un altillo porque tenía miedo. Allí los descubrió su hija hace un año. La Universidad Carlos III de Getafe acogió recientemente una exposición dedicada a Manaut. El artista guardó celosamente 400 óleos y pinturas, y de ellos su hija ha seleccionado una parte que a partir de hoy se exhibe en la Universidad de Valencia.

Las obras de José Manaut son parte de la memoria de las cárceles franquistas. Estuvo en las de Porlier y Carabanchel entre 1943 y 1944. Los dibujos reflejan cómo vivían los presos. Dormían en el suelo, hacinados en galerías y tapados por una raída manta. Otra obra muestra a algunos peleando como animales para conseguir unas sobras de comida. Mientras los demás tocaban la guitarra, jugaban al ajedrez o dormían, Manaut pintaba. Su hija aún recuerda una vez que le visitó en la cárcel. Tenía tres años. 'Sé que iba a ver a mi padre a un sitio en el que había otros señores que siempre estaban sentados en el suelo'. Stella Manaut no sabía entonces que eso era un prisión. Su madre y su hermano comieron con todos los presos, en el suelo. Sólo había sopa, con huevo y pan. 'Me quejé porque a mí no me gustaba esa comida. No la quería, y me dijeron: 'Si estuvieras aquí, ya verías cómo te la tomabas'.

De esa visita, José Manaut mantuvo un recuerdo vivo que quedó escrito en un diario. Sus reflexiones también se pueden ver en la exposición junto a otros documentos. Sus palabras rememoran el momento en que su familia partió aquel día: 'Pensé entonces, niña mía, que, andando el tiempo (...) te harás mujer y vivirás el futuro libre de miserias e injusticias'. La hija de Manaut considera a su padre un completo artista, un hombre cuya máxima culpa fue la de intentar hacer llegar a todos la cultura. Pero también fue un luchador con mala suerte. Ese futuro que auguraba para Stella resultó ser cierto, pero él no lo vio. Murió en 1971. 'A pesar de ser tan positivo', afirma Stella, '¡qué mala suerte tuvo! Él sólo quiso luchar por la cultura y lo metieron en la cárcel. Siempre estuvo al frente de cualquier cosa que tuviera relación con la enseñanza y la cultura'. Stella Manaut tiene hoy dos penas. Que su padre no pudiera disfrutar de la democracia y que tuviera tan poco tiempo para hablar con él. 'Cuando murió, yo no estaba lo suficientemente madura para disfrutar de todo eso que tenía que aportarme'.

En las biografías se dice que, tras su estancia en la cárcel, el artista se volvió introvertido, solitario. Manaut se encerró en sí mismo, con ese celo que le hizo guardar bajo llave los óleos y dibujos que su hija encontró 30 años después de su muerte. Con el mismo miedo con el que escondía sus obras en los hatos de ropa sucia que su mujer recogía en sus visitas a la cárcel.

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