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Entrevista:MANUEL TALENS | ESCRITOR

'Existe el arte por el arte pero creo que es reaccionario'

Ferran Bono

Manuel Talens (Granada, 1948) vive a caballo entre Francia y Valencia. Acaba de publicar Rueda del tiempo (Tusquets), un libro de relatos que fue presentado ayer por el escritor Alfons Cervera en la Fnac de Valencia. Con él ha obtenido el premio de la crítica andaluza en narrativa. Casualmente, su hermano, Jenaro Talens, ha ganado en poesía.

Pregunta. Los dos hermanos premiados. ¿qué sensación ha tenido?

Respuesta. Me parece muy bien. Nos llevamos muy bien. Es una especie de orgullo. Como no vivimos en Andalucía tenemos la sensación de olvidados. Y ahora es como de hijos pródigos, que nos reconozcan como andaluces.

P. ¿Tienen un gen literario?

R. Mi padre fue músico, supongo que tendrá algo que ver. Y es posible que el tipo de educación que había antes. Los dos fuimos a los Maristas, un colegio religioso que, además de toda la carga religiosa, que nos quitamos de encima, ponía mucho énfasis en la lectura y en la redacción. Una de las pocas cosas que le puedo agradecer a la Iglesia.

'Leer y redactar es una de las pocas cosas que le puedo agradecer a la Iglesia'
'Utilizo la primera persona porque estoy convencido que es la más creíble'

P. En su obra vuelve al territorio de su infancia, Granada.

R. También hay un relato en Valencia. Pero sí, forma parte de un retorno al territorio en el que mejor se mueven los escritores. La realidad nunca es tan hermosa como el recuerdo.

P. Mezcla ficción y realidad....

R. Es una manera de escribir, de crear ficción tratando de demostrarle al lector que lo que está leyendo es una cosa verdadera.

P. Su relato del viejo torero retirado en un asilo recuerda al argumento de Soldados de Salamina, de Javier Cercas.

R. Es una cosa que hemos hablado Cercas y yo. Recuerdo que cuando el libro estaba en prensa, uno de los editores me dijo: 'Mira, hay una historia de Cercas que, aunque es distinta, tiene el mismo camino'. Esas coincidencias se deben a que nos interesan las mismas cosas y así las historias acaban por parecerse.

P. Les une también un interés por destacar la dignidad de unos personajes.

R. En todos mis libros he escrito sobre perdedores, sobre gente que termina por perder la guerra, pero siempre con dignidad. Un poco al estilo de Dolores Ibárruri, capaz de morir de pie

P. ¿Entiende la literatura como un compromiso político?

R. Sí. Creo que existe el arte por el arte, pero creo que ese arte es reaccionario. El hecho de crear belleza por crear belleza sólo se lo puede permitir quien puede, y yo no me lo puedo permitir porque el mundo está demasiado mal hecho.

P. Destacar esa dignidad, ese aspecto más humano ¿es una manera de salvar utopías que se consideran pasadas?

R. Aunque están aparentemente pasadas, no lo están. Hay todo un grupo social que no ha perdido la dignidad. Me refiero a los grupos marginales, extraparlamentarios, son los que dan la batalla. Grupos como Attac o Acción Global son los que dan la batalla a la globalización neoliberal, manteniendo esa dignidad.

P. Dice en el epílogo del libro que existir es un fujo encadenado de episodios banales alterados tan sólo por algún revulsivo. ¿De qué tipo? ¿La pasión amorosa que aparece en algunos relatos?

R. El amor forma parte de mi narrativa. No es una postura literaria. En el fondo a todos nos ha pasado. Una cosa parece totalmente banal y de pronto surge algo que hace cambiar el rumbo de nuestra vida. En el caso del cuento María, esa escena en que están en la masía tomando un caldo y de pronto aparece la chica, esa chica cambió el destino del maquis canadiense...

P. En sus relatos va cambiando de registro. ¿Se ha tomado el libro como un ejercicio de estilo?

R. Uno no se plantea cómo va a contar un relato. El relato surge de un germen y luego va creciendo. Generalmente, utilizo la primera persona, porque cada vez estoy más convencido de que es la más creíble. Y que la tercera persona del narrador, la típica del siglo XIX, de Balzac o de Clarín, es la menos creíble porque el narrador se sitúa como una especie de dios que lo sabe todo, y no es nada real. Otro enfoque consciente es mi nueva evolución narrativa que consiste en tratar de decir más con menos palabras. Una parquedad de lenguaje que no existía en mis anteriores libros. He sido muy barroco, con mucha adjetivación. Estoy prescindiendo de esto.

P. ¿Incluye sus artículos periodísticos entre su producción literaria?

R. Sí. El periodismo vino a mí de manera casual. No tenía experiencia. Me llamaron de EL PAÍS y me tuve que adaptar. Me sirvió como disciplina. Porque una cosa es el narrador y otra es atenerse a un espacio, a unos caracteres. Siempre he estado atento a la realidad y ahora a través de Internet, que representa la buena globalización.

P. ¿Proyectan usted y su hermano algún trabajo conjunto?

R. Sí hay un viejo proyecto, pero por las obligaciones profesionales se va dejando. Tenemos que hacer una novela firmándola con el nombre de un hermano nuestro que murió cuando era pequeñito.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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