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Reportaje:

Relectura de los escritos políticos de Llorente

Un libro analiza la aportación del poeta de la Renaixença en la gestación del valencianismo político contemporáneo

El poder político tiende a menudo a rechazar a los intelectuales que no encajan en su proyecto ideológico. Quizá este paradigma sea válido para el poeta, historiador y periodista Teodor Llorente Olivares, máximo representante de la Renaixença valenciana y líder del Partido Conservador en Valencia a finales del siglo XIX. Llorente no ha sido reivindicado como referente ideológico por la derecha valenciana actual, entre otras cosas porque reconocía la unidad de la lengua catalana, 'los tres dialectos de la lengua común que se habla desde los Pirineos hasta Elche', como él escribió. La izquierda tampoco ha valorado la aportación ideológica de Llorente en la gestación del valencianismo político de principios del siglo XX. La generación de intelectuales surgida a partir de los años sesenta, como Manuel Sanchis Guarner, Joan Fuster o Ricard Blasco, vio a Llorente y a la Renaixença como una manifestación rural y provinciana que frenó el avance de la literatura valenciana moderna. Y el profesor Alfons Cucó sentenció que Llorente mantuvo 'una postura completamente opuesta al valencianismo político'. Todos ellos consideran que la Renaixença valenciana fracasó porque, contrariamente a la catalana, no quiso politizarse.

Ni la izquierda ni la derecha le han reivindicado como referente ideológico

El filólogo e historiador de Alaquàs Rafael Roca Ricart plantea una interpretación revisionista de Teodor Llorente que contrasta con la visión sesgada que de él tienen la izquierda nacionalista y la derecha partidaria del secesionismo lingüístico. Lo explica en su libro Teodor Llorente Olivares, Escrits polítics (1866-1908), editado por la Institució Alfons el Magnànim en la colección Estudi General-Textos Valencians y que se presentó en la noche del jueves en Valencia. Esta obra recoge más de un centenar de artículos políticos de Llorente publicados en Las Provincias, el diario que él fundara en 1866, que resume su ideario político a lo largo de 42 años como director de este periódico.

Para Rafael Roca, Llorente trabajó 'durante la mayor parte de su vida a favor de la descentralización administrativa y moral del Estado y de la unidad y la catalanidad cultural, sentando con ello las bases del valencianismo político contemporáneo'. Roca matiza que aunque Llorente aceptaba la unidad de España, entendía el 'provincialismo' como la diferenciación y descentralización de las tres provincias valencianas respecto de Madrid, así como la reivindicación del protagonismo político, económico y cultural del territorio valenciano. Y por defender estas ideas mantuvo un duro debate periodístico con el diario madrileño La Época, que se mostraba muy crítico con la Renaixença.

Roca afirma que la función ideológica más decisiva de Teodor Llorente fue la de aportar un importante material cultural y literario que años después desembocaría en un incipiente valencianismo político. De hecho, Llorente, el mejor poeta valenciano del siglo XIX, será reivindicado como maestro por los escritores valencianistas de principios de siglo Miquel Duran de València o Josep Maria Bayarri, y por los de la generación de 1930 como Carles Salvador o Francesc Almela i Vives, entre otros. 'Llorente defendió un apoliticismo estratégico para que la Renaixença pudiera sobrevivir, ya que la burguesía, la universidad y la Iglesia habían optado por un Estado centralista y por el castellano como lengua de prestigio', asegura Roca.

El filólogo concluye diciendo que Llorente ha sido, durante muchos años, presa de una historiografía que lo ha hecho responsable de gran parte de las carencias e irregularidades históricas y culturales de la sociedad valenciana, 'pero llegó donde pudo llegar, incluso más lejos todavía de lo que podrían imaginar las clases pudientes castellanizadas de la época', asegura. Quizá la grandeza de Llorente fue ser un puente y no una meta.

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