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Paisaje después de la batalla

Miguel Ángel Noceda

Con esa corbata roja de las grandes ocasiones, se presentó Botín ayer ante los casi 1.000 ejecutivos llamados a la IV Convención Anual del Santander Central Hispano. La reunión llegaba llena de morbo por la pelea de poder que protagonizó con Amusátegui durante el pasado ejercicio. Se esperaba un Botín triunfante, exuberante; pero se presentó con la tranquilidad que da tener el mando bajo control total. El banquero fue menos torrencial que otros años; pero tan categórico como siempre.

De aquella crisis, casi ni palabra. Sólo un recuerdo, sin calificativos: 'Quiero recordar a José María Amusátegui, que como todos saben adelantó su salida el año pasado'. Hubo otro para su amigo Antonino Fernández, el dueño de la cerveza Coronita, al que ha nombrado presidente del Consejo Asesor Internacional del banco tras pedirle que dejara el consejo. Y una cita de Romanones: 'Hay cosas que si se pierden cuesta mucho recuperar: la cartera con dinero y el buen nombre'. Sobre esta cuestión, el nombre, Botín, que en los 47 minutos que duró su discurso tuvo como telón de fondo la foto de la sede central del banco en el Paseo de Pereda, ha apostado fuerte por restituir la denominación única de Santander.

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De lo demás, pocas sorpresas: referencia a Argentina, con más optimismo que hace unas semanas, y sus obsesiones inquebrantables: más trabajo ('mañana y tarde, menos burocracia, reuniones las mínimas y cortas, menos papeles') y menos costes. Alentó la 'meritocracia', que 'forma parte de nuestra cultura'. El que cumpla, 'será recompensado'. Para muestra de recorte de gastos, Botín señaló la reducción a más de la mitad del número de asistentes. 'Nos hemos ahorrado 70 millones, que también cuenta'. Luego dio una pequeña lección de antropología: 'Hay que jibarizar el peso de los servicios centrales, ya saben, como los jíbaros que reducen las cabezas al tamaño de un puño'. Pero los sindicatos, que ayer echaron en falta autocrítica sobre la política de recursos humanos, le censuran la jibarización que sufre la plantilla y la red de oficinas, insuficiente para una buena calidad de servicio.

Otra obsesión: la 'escasa' presencia de mujeres (allí estaba ayer Paulita, en primera fila, la telefonista que lleva 47 años en el banco, a la que invitó en la convención del año pasado). Botín pidió el año pasado que asistieran un 25% con escaso éxito: la cifra se quedó en el 18%. Ayer, tiró de mando y se arrogó la potestad de adjudicarse un cupo 'particular' para invitar a un 10% de los asistentes. 'Y serán señoras', dijo.

Hubo las alabanzas de siempre y citas a algunos directivos. Muchos se quedaron sin hueco en el discurso, como otros años, y eso para muchos es mejor, porque suelen ir acompañadas con los recados envenenados a que acostumbra el banquero cántabro.

No podía dejar de sacar a colación a Sun Tzu y su Arte de la Guerra con una cita que también gustaba al Che Guevara: 'La victoria es de los que creen en ella'.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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